lunes, abril 09, 2007

Todavía puedo sentir la emoción de ver a mi hijo dar sus primeros pasos.

El viernes pasado, coincidiendo con su cumpleaños, Andrés caminó, por primera vez... Caminó con cautela, haciendo equilibrio con sus manos, y mirando, incrédulo con sus ojos grandes como platos, cómo daba un paso detrás de otro, tambaleante, sin ningún apoyo, sin que nadie le tomara de las manos. Sonreía, con una risita inmóvil, como si un movimiento de más en ese gesto, pudiera hacerlo perder el equilibrio.

Todo lo demás, será cuestión de práctica. Será cuestión de motivarlo a convertir esos cinco en diez pasos... luego veinte... cien...

Ahora que lo tengo lejos, y que no puedo ponerme de rodillas frente a él, pidiéndole que caminara hacia a mí, no tengo por hoy, otra alternativa que sólo recordar y volver a vivir esos primeros pasos de quien estoy seguro, será capaz de dar todos los que se proponga.

viernes, abril 06, 2007

Andrés celebró su cumpleaños número uno en compañía de sus familiares y amigos más cercanos. En la bonita recepción, Andrés lució sus primeros pasos.

Andrés posa junto con su pastel de cumpleaños adornado por una figura de "El Principito".
Lina abraza a Andrés.

Andrés revisa con cuidado los detalles de uno de sus regalos.

De izquierda a derecha:
Alex, Marduk Jr., Marduk y Andrés.



martes, abril 03, 2007

Ya lo dice el viejo y conocido refrán: "Para conocer a Andrés, vive con él un mes".

Nada más cierto... Es complicado decirle a la gente cómo es una persona. Aunque la conozcas... pero cuando se trata de un bebé en la víspera de su primer año, se vuelve doblemente difícil... de cualquier manera, intentaré describir cómo es mi hijo.

Le gusta golpearlo todo. Todo cuanto puede golpear, ya está ahí, dándole manotazos. Le dedica especial atención a todos esos objetos que hacen más ruido.

Los garrafones, las puertas, la mesa, mi cara... como parte de la experimentación, el tacto, así en un uso violento, es su método favorito para conocer las cosas; por cómo suenan, por cómo se sienten, o por si se quejan de la sorpresa del manotazo.

Andrés apenas está por cumplir un año y ya tiene sus propias filias... golpear, como decía, es una... presionar botones, otra que tiene desde hace ya varios meses. Apenas descubrió que presionar un botón estaba ligado a una reacción, Andrés se ha convertido en un "presionadordebotonescompulsivo", si es que eso existe. Pero no puede tener un botón a su alcance, sin que pueda contener las ganas de intentar presionarlo... lo hace todo el tiempo: Con el control remoto, por ejemplo, y muestra una sonrisa maquiavélica cuando no nos lo esperamos y le cambia de canal justo en la parte más emocionante de la película... o presiona el botón de encendido del televisor, cuando logramos poner el control remoto fuera de su alcance, puede apagarlo/prenderlo reiteradamente hasta que uno de nosotros hace un gesto de desapruebo.

Con el radio, ya aprendió a prenderlo ya apagarlo a su antojo. A ponerle "play", "stop", "am", "fm"... El switch de la luz que es fácilmente alcanzable desde su cuna... Y los botones, y palancas del coche... parece que Andrés nació con un chip renovado que le hace entender cómo ejecutar comandos sólo presionando un botón.

Hablando de coches, su berrinche más memorable, fue, cuando, viajando en las piernas de su mamá, en el asiento de copiloto, se le ocurrió tomar el volante. La necedad ha sido otra de sus más grandes virtudes. Gritó, y pataleó a tal grado que seguramente la gente que lo veía desde la calle, pudo imaginar que sus deditos se habían atrapado al cerrarse la puerta.

Cuando no lo soportaba más, y cuando la calle era derecha, sin curvas, lo puse en mis piernas, y sus manos tomaron el control del volante... Milagrosamente en un instante, su carita se volvió sonriente y llena de satisfacción. Error. Ahora cada que se sube al coche, quiere ir manejando.

Le gusta meterse en cajas, tinas o cualquier hueco donde pueda sentarse. Y si la caja, o el bote, es demasiado pequeño para él, le gusta meter cosas... espero que conserve esa habilidad, para cuando podamos ordenarle guardar sus juguetes en su lugar.

Además comienza a definirse su refinado gusto musical. Ni toda la música alternativa que le gusta a su padre, fué de su agrado... ni la extensa colección de música latina a la que tiene acceso en nuestro librero, fué suficiente, ni toda esa música instrumental que Lina procuró para arrullarlo incluso desde antes de su nacimiento causó resultado. A Andrés le gusta Costel.

A una determinada hora del día, no recuerdo cuál, mientras no estamos, obviamente, con la complicidad de su nana, prenden el televisor y ven ese programa donde un payaso canta música grupera. Sí, un payaso, con todas sus letras, canta música grupera, tambien con todas sus letras.

A mi hijo le ha tomado menos de un año ir formando su personalidad... y a veces, cuando hago proyecciones al futuro, divago en cómo será en los próximos 15 años... la mayoría de las veces, me gusta lo que imagino... otras, lo confieso, termino aterrado.

lunes, abril 02, 2007

Esta semana, Andrés cumplirá su primer año de edad.

Todavía no ha aprendido a decir una palabra en español, pero ha logrado definir códigos que le permiten mantenerse comunicado: Sabemos cuando quiere comer, cuando quiere leche en lugar de té, cuando tiene sueño, y con su pequeño -y ya muy hábil- dedo índice, es capaz de señalar, combinado con una miradita suplicante, cualquier objeto que quiere alcanzar... de esta manera, sus necesidades primarias, como el alimento, el sueño, el cambio de pañal, y su juego, están cubiertas perfectamente con los muy pocos sonidos que hace, con su sonrisa, con su llanto y con sus miraditas que se han vuelto muy expresivas.

Tampoco ha aprendido a caminar erguido. Bueno, camina, pero necesita usar un apoyo: una pared, por ejemplo, aunque prefiere que lo tomen de una mano para caminar. Podría girar indefinidamente alrededor de una mesa de centro, o de una silla, siempre apoyándose en el mueble... podría caminar por horas, siempre apoyándose en algo o alguien para conservar el equilibrio... y por más práctica que ha tenido, todavía no se siente confiado para dar su primer gran paso.

Lamentablemente, tampoco tiene la necesidad de hacerlo. Cuando decide trasladarse a un lugar, y nadie lo tiene de la mano, o no hay un mueble o pared en qué apoyarse para llegar al destino deseado, no tiene mayor problema de valerse de sus propios recursos: Se da un sentón, a sabiendas que su pañal amortiguará el golpe, y en dos hábiles movimientos está ya en posición, para gatear a toda velocidad. Aunque se nota que tiene un interés muy noble por aprender a caminar, tambien es evidente que eso no le impide hacer "lo que tenga que hacer".

Es nuestro primer hijo, es el primer nieto. Todos lo adoramos, y tiene una sonrisa tan encantadora que quien lo conoce, sin darse cuenta, comienza a quererlo tambien, pero por más dulce y tierno que sea, cuando se empeña en hacer algo que nosotros -la autoridad- no queremos que haga, su encanto, simplemente se evapora y su carita risueña se convierte en un berrinche incontrolable.

Arquea su espalda, dando un brinco hacia atrás, poniendo en riesgo su propia integridad física. Grita y llora desconsoladamente y ni toda la paciencia del mundo puede evitar en pensar en darle unas nalgadas. Y Andrés bien que lo sabe. Tan pronto nota que su actuación, por más dramática y creíble que le hubiera salido, no tuvo éxito, y su capricho no se ha cumplido, y además, sus padres ya no lo están mirando con ternura, regresa, otra vez, a ser el niño encantador que había sido minutos antes...

Esta semana, Andrés cumple su primer año con nosotros. Estoy seguro que ha aprendido muchas cosas, gracias a nosotros o gracias al mundo que le rodea, pero sin duda, quien más ha aprendido este año es Lina, que, hace un año exactamente, todavía no tenía claro cómo cambiar un pañal, tampoco sabía cómo se preparaba la fórmula del alimento del bebé, no tenía claro cómo cuidarlo, cuánto tenía que dormir, cómo arrullarlo o cómo aliviar una rosadura del pañal.

Hace un año, apesar del enorme bulto que cargaba en su abdómen, y apesar de que éste se movía por sí mismo, y en esas fechas, ya no la dejaba dormir, Lina no tenía ni una idea de lo que implicaba ser madre, y de cómo su vida cambiaría el día del parto, y tuviera, por primera vez en su vida, a su propio hijo en brazos y dependiendo de ella, la vida de esa indefensa criatura.

De ese primer día a casi un año de distancia, Lina ha despertado en las madrugadas para alimentarlo, ha consolado su llanto y su dolor, lo ha bañado y ha cambiado a veces hasta 5 veces al día sus pañales sucios... le ha lavado su ropita con esmero, ha dejado de ser ella, para convertirse en una madre amorosa y dedicada.

El que hoy, Andrés goce de una cabal salud, de que esté regordete y que tenga esos cachetes rosados tan chistosos, y que ría tan libremente, se lo debemos sin duda a los cariños y cuidados de su madre.

El próximo fín de semana celebraremos el primer aniversario de Andrés... pero si hay alguien quien deba recibir el homenaje ese día, es su amorosa madre, mi querida Lina.

viernes, marzo 23, 2007

La inocencia de un bebé de un año le permite a su padre regalarle una sonrisa sólo llevándolo a una alberca.

En medio de un México lleno de problemas, ¿qué culpa tiene Andrés de que su padre no deje de pensar en ellos? Así que el fin de semana pasado, junto con unos amigos muy cercanos, decidimos, por un momento, dejar a un lado tanta teoría y concentrarnos en disfrutar la sonrisa de nuestros hijos.

¿Cuánto vale ver sonreir tan genuinamente a tu hijo?

Andrés y su padre, refrescandose despreocupadamente en una alberca con vista al océano Pacífico.

jueves, marzo 22, 2007

Teóricamente todos somos iguales. La libertad, es inherente a la igualdad. Si somos iguales, tenemos los mismos derechos.

Comentarios recientes en mi blog, me motivan a escribir este post, con la única intención de tratar de poner en claro mi posición respecto a varios temas relacionados.

Decía, que las libertades individuales son producto de la aceptación de la igualdad de los individuos. Repito: "Si somos iguales, tenemos los mismos derechos"

En esa libertad, incluye el derecho a pensar como cada quien quiera. Tener la religión que mejor le parezca y, en función de esa difícil elección, todas las decisiones que se deriven de ese código de moral.

Lógico es, que en diferentes códigos de moral, habrá, afortunadamente, posiciones en conflicto, y una gama muy amplia de ejemplos que nos servirán a todos, a elegir de todo lo que vemos, lo que más nos conviene o nos gusta para nosotros.

Esos códigos morales, con el paso del tiempo, de las vivencias experimentadas, con las relaciones, amistades, etc, podrá ir variando a gusto y elección de cada persona. Y en la medida en que se haga sin presiones, y de manera autónoma, cada persona estará ejerciendo su derecho a esa libertad.

Lo criticable, para mi punto de vista, no son las etiquetas que marginan y señalan a los grupos con "morales" similares -que no es lo deseable, claro-. Lo que a mí me preocupa en particular, es que la ley no asegura ese derecho que debería ser natural. Lo preocupante, es que se legisle en función a un código moral que no es compartido por toda la gente que vive en este país. Y que sólo son los grupos influyentes y poderosos los que hasta hace unos días, podían definir el comportamiento colectivo. (?)

Legislar en este sentido de las libertades, es sin duda "liberalismo". En México, este liberalismo social, es liderado por la "izquierda", y su contrapeso son esos grupos de "derecha", que casi en la mayoría de los casos, tienen una estrecha relación con grupos religiosos católicos.

Sin embargo, esa misma izquierda liberal, es tambien el contrapeso de un liberalismo económico impulsado por esa misma derecha. (¡uf! ¡Vaya paradoja!)

Es entonces, la oportunidad para que un tercer grupo, autodenominado "centro", o "izquierda moderada", que abandera la mayoría de los "liberalismos".

Pero, a pesar de lo influyente que se ha vuelto este grupo que impulsa TODO tipo de reformas liberales (sociales y económicas), yo todavía no estoy seguro de que en México estemos listos para "liberarnos" económicamente. ¿Porqué? Porque económicamente no hay igualdad en nuestro país.

Porque en esa competencia que debería significar esta "liberación", las reglas del juego permiten que uno pueda tener la inmensa mayoría de las canicas en sus bolsillos. Porque en esta carrera que significa el libre mercado, hay quienes ya arrancaron sus autos, y habemos quienes no tenemos dinero para tomar un camión. Porque aunque teóricamente todos tenemos la misma oportunidad, todavía hay millones de mexicanos sin acceso a la educación. Otros millones con acceso a una educación muy limitada, y pocos, muy pocos miles de mexicanos, pueden prepararse para entender las reglas de nuestro mercado y conformarse con saber que tienen acceso a esa "carrera" aunque bien saben que no existe manera de competir contra esos poquísimos cientos de mexicanos que sujetan las riendas de todo lo que se mueve en nuestro país.

Yo creo, sin querer sonar a uno de esos izquierdosos radicales, que las condiciones económicas en nuestro país no está listas para continuar con las reglas que se han puesto en los últimos años... que el que tiene más canicas, terminará con todas, que el que ha arrancado en primer lugar será el único que llegue a la meta, que el que se educa, podrá seguir abusando de los analfabetos.

Mi punto es, que si seguimos en jugando este injusto juego, pretendiendo defender las libertades económicas, no se está logrando el objetivo de la libertad, que es que todos podamos ser iguales y tener las mismas oportunidades.

Pretender esto, es, disculpen la burda comparación, como hablar de derechos humanos, e igualdad de derechos, en una sociedad donde se practique la esclavitud.

miércoles, marzo 21, 2007

Ayer estuvimos en el funeral de la mamá de Jennifer.

Fue muy conmovedor, como cualquier funeral de una madre de hijos muy jóvenes todavía.

Todos los funerales, siempre me obligan a la reflexión sobre la muerte. Es un hecho, todos vamos a morir tarde o temprano, pero eso no es en lo que pienso.

La pesadilla más terrible que tuve en mi niñez, fue precisamente, soñar que morían mis padres, y esa sola idea, era capaz de hacer que se me nublaran los ojos y me dieran muchas ganas de pedirle a mis padres que nunca se murieran...

Con el paso del tiempo, la muerte ya era una posibilidad que consideraba ahora para mí mismo y cuando salía de una velación de algún difunto, aprovechaba la reflexión para decirle a mis padres y hermanos que si yo partía antes que ellos, supieran que había vivido una vida muy completa y que no me arrepentía de nada de lo que había hecho... Hacía esto, como una especie de preparación por si me tocaba morir primero... Sin querer, poco a poco, con el paso de los años, y de muchas reflexiones, he ido considerando, ya con menos terror, que algún día mis padres tambien morirán, y que, a pesar de lo mucho que los amo, no podemos hacer nada para evitarlo...

Pero ayer, en la misa, cuando ví las muecas de dolor de Jenny y de su hermanito de apenas 15 años de edad, un miedo nuevo se apoderó de mis pensamientos. Siempre había temido por la muerte de mis seres queridos, y de alguna manera, mi propia muerte, no me había causado tanto conflicto hasta ahora.

Me da miedo morir y dejar solos a Lina y a Andrés. Me da mucho miedo dejar a Andrés.

Ayer, en la iglesia, mientras pensaba en eso, me di cuenta de lo frágil que es la vida y de cómo mi muerte ahora afecta a personas que dependen de mí... y de cómo, morir ahora, me deja sin la oportunidad de escuchar la primer palabra de mi hijo, o no podré enseñarlo a andar en bicicleta... o a leer, o no podré darle un abrazo en las navidades, o hacerle las tareas, o llevarlo a la secundaria, ni tendría la oportunidad de que algún día, me diga llorando que soñó que yo moría...

Ahora que lo veo desde otro punto de vista, ahora como padre, me doy cuenta que me hacen falta por hacer tantas cosas, y es ahora, sin duda, la primera vez que me aterra morir, y dejar a la mitad el proyecto más importante de mi vida.

martes, marzo 20, 2007

La semana pasada, me acerqué a una de esas 'bolitas' de amigas que se juntan a fumar, con la única intención de hacerme de una buena compañía y para no fumar solo.

Llegué justo cuando condenaban las iniciativas esas de la sociedad de convivencia que se sigue discutiendo en el DF... Poco faltó para que anunciaran el fin del mundo por permitir el pecado de la unión legal de homosexuales.

Usaban ese tipo de argumentos que usa Abascal, de la 'naturalidad' de la unión de un hombre y una mujer, que si está en contra de Dios, y que si por culpa de tanto 'degenere' a todos nos terminará chupando el diablo.

Yo sólo mantenía una sonrisa incrédula.

Una de ellas, luego-luego trajo el tema del aborto, y de cómo todos los legisladores locales del DF del PRD deberían ser excomulgados inmediatamente.

¿Cómo era posible que atentaran de esa manera contra la vida? No les cabía en la cabeza semejante aberración.

Y entonces, no soporté las ganas de opinar: "Y aunque fuera legal el aborto... ¿Tú abortarías?"
Y antes de contestarme, el humo de su cigarro se le atoró en el pescuezo, y se le saltaron los ojos: "¡Claro que no!", contestó sin pensarlo mucho, y en un tono que asumía que su respuesta sería obvia... "Y si fuera legal que pudieras tener una unión legal con otra mujer, ¿Lo harías?". -"¡Tampoco!", y ahora me miraban todas de esa forma en la que te exigen que continúes o te calles de una buena vez...

Así que seguí.

"Lo que pasa es que seguramente hay personas que sí están dispuestas a tener una unión legal con alguien de su mismo sexo y seguramente también habrá mujeres que quieren una opción legal para el abor..."-"Pero eso es pecado, es atentar contra la vida... y eso lo prohibe Dios!".

[En verdad es muy complicado poder hacer entender algo tan sencillo como 'las libertades individuales' a una persona con principios morales tan inflexibles y que además pretende que los deberíamos compartir y respetar todos los que los rodeamos]

Encendimos el segundo cigarrillo, y la charla comenzó a tomar tonos más fuertes y en el campo de esta batalla moralina, 4 representantes de la voluntad del mismísimo Dios, estaban en mi contra, ya cuestionando mi propia fé.

-"Esque entiendan que en este mundo tan plural, hay personas con moral más relajada..." decía yo, para defenderme ya en un tono mas bien conciliador... que en todo caso, cada quien es responsable de sus decisiones y que en la conciencia de cada quien caerá la culpa de los actos indebidos...

Una de ellas ya había considerado que la furia de Dios podría afectarnos incluso a quienes no somos pecadores... (sic)

Sin conseguir llegar a un acuerdo, -ni siquiera somos nosotros los legisladores- no quise apagar mi tercer cigarrillo sin dejar bien en claro cuál era mi posición:

"...pues yo estoy de acuerdo que la ley contemple voluntades que no afecten a terceros... que si te quieres casar con alguien de tu mismo sexo, cásate. Que si quieres abortar, aborta... que si no quieres ni casarte en una boda gay, ni quieres abortar, pues ni te cases ni abortes..." Además, para terminar mi discurso, utilicé una frase muy popular, que hace referencia a un papalote y a cómo cada quién puede hacer lo que le venga en gana.

Apagué enérgicamente el cigarrillo, y regresé al salón de donde había salido tan inoportunamente.

Pero no he podido abandonar el tema... Lo traigo vueta y vuelta en mi cabeza... y me di cuenta de cómo, hay personas que tienen ese afán de seguir tomando deciciones por los demás, y cómo esas mismas personas que consideran tener en su poder las reglas de comportamiento, intentan imponerlas a personas con la misma libertad de hacer lo que su educación, formación, entorno social y experiencia le dicte.

¿Quién puede decir qué es lo correcto? ¿En función de qué? ¿Comparado con qué?

Hasta cuándo nos vamos a dar cuénta que convivimos con personas con diferentes códigos morales, diferentes religiones, formas de pensar... incluso diferentes condiciones socioculturales y económicas, y que en todo ese mosaico de diferencias, la única manera de lograr la convivencia, es respetando las formas de pensar de los demás, y dejar de una vez por todas, que cada quién haga de su culo un papalote.

viernes, marzo 16, 2007

Hoy tengo una de esas oportunidades
que sólo se presentan dos veces en la vida.

...la primera vez la dejé ir...

jueves, marzo 15, 2007

Apuntes para una acalorada charla en la playa.

Siento muy raro, no sé si sentirme bien, contento, o comprometido con los pocos -muy pocos- comentarios que he recibido en mi blog.

El post en el que más comentarios he recibido, fué precisamente en un post que sale levemente del objetivo principal de este blog. Eso me hace pensar que la polémica de la política en México, que la materia económica, que este tipo de temas más escabrosos, son más rentables que hacer comentarios de anécdotas que no llevan a nadie a ninguna reflexión o simplemente a ningún lado.

Este post en particular, el inmediato anterior a éste, invitó a mis amigos a dedicarme sus comentarios... Hay uno, en particular, al que le quiero dedicar este post.

No es una respuesta formal. No. Seguramente, si pudieron leer tambien su comentario, en realidad, me convoca, a qué, aprovechando que iremos con nuestras familias a una playa del Pacífico, lo discutamos en persona... ¡Y cómo negar esa invitación! Si ya estaremos ahí, debajo de una palapa, con una hielera llena de cervezas, con nuestras esposas, ahí tambien, junto a nosotros, y nuestros hijos, haciendo castillos de arena. Porqué no traer de nuevo y poner en la misma mesa donde estará el ceviche, nuestros puntos de vista.

La verdadera intención de este nuevo post, es practicar, y hasta cierto punto, ordenar las ideas con las que debatiré este próximo fin de semana.

Trataré, en primer lugar, de aclarar, que nunca he dudado de la opinión que pudiera tener Calderón respecto a los monopolios... Es más, me atrevo a asegurar, que si hicieramos una encuesta en el Congreso de la Unión, una aplastante mayoría manifestará su desacuerdo con los monopolios... quizá se atrevan a mencionar al Señor de los Teléfonos... pero esa opinión personal, como la de Calderón, o como la de Zedillo, o como la de Salinas, no sirve de nada, mientras sus acciones no indiquen que pueden hacer algo para mejorar las cosas. Es decir, la demagogia, no nos resolverá nunca ninguno de nuestros problemas. Y sí. Digo demagogia, porque esos discursos "pro-libre-mercado", no sirven de nada sin las iniciativas de ley correspondientes.

Por otro lado, AMLO, quien en su campaña se rumoró, -nunca se probó- que era finananciado por Slim, y que francamente no lo dudo, tambien tenía ese mismo discurso antimolopólico. Pero él iba más lejos: Amenazó con quitar todos los beneficios fiscales y apoyos del gobierno a todas esas mafias que dominaban económicamente los mercados. Ese discurso, que según mi entender era dirigido a las cúpulas, fué malamente interpretado por el CCE, que aunque tambien empresarios, tambien poderosos, nunca de la misma envergadura... (De ahí que luego-luego respingaron: "Nosotros sí pagamos impuestos!"... AMLO les debió contestar: "Claro que sí, pendejos, el mensaje no es para ustedes", sin duda, era para su supuesto patrocinador...).

Por cierto, digo que no dudo que Slim hubiera financiado a la campaña de AMLO. Mientras la política sea un negocio, que lo es, Slim estará metido financiando no solo las campañas de izquierda, sino las de derecha y hasta las de juguete.

La intención de mi post, no era, mucho menos, sigerir que si AMLO fuera el presidente de México eso acabaría. No. Tampoco quiero decir que Calderón lo promueve. Tampoco. Sólo trataba de describir la situación actual del mercado y mi inconformidad con toda esa basura. Escribí, sólo para dar mi punto de vista de lo que pasa, según mi entender.

De pasada, hago una crítica, pero no sólo a los gobiernos ejecutivos de los últimos años, sino a los poderes en general, que, desde que este país ha girado a la derecha, se han propiciado las condiciones para que un solo hombre hubiera podido ganar sólo en 2006, USD$49,000,000,000, en medio de un país que apesar de los fantásticos números macroeconómicos, y de esta supuesta estabilidad, la pobreza se sigue tragando a más y más millones de mexicanos sin piedad alguna.

No, Esteban, queridos lectores. No es contra Calderón, ni a favor de AMLO. Es contra este sistema en el que estamos metidos, del que todos somos víctimas, y donde, todo parece indicar, los que deben defendernos, son los principales cómplices.

Este fin de semana, vistiendo sólo unas bermudas, unas sandalias y unos lentes para el sol, no habrá bloqueador solar que nos proteja de tan acalorada discusión al respecto... Lo presiento.

jueves, marzo 01, 2007

No es un secreto, pero tampoco es muy difundido, que los servicios de telefonía fija y celular, la televisión por cable y los servicios de internet en México tienen las tarifas más altas del mundo.

Eso, de entrada, nos da una idea muy clara de cómo es que en tan pocos años, Slim ha escalado en los peldaños de la escala de los hombres más ricos del mundo. Y por otro lado, el crecimiento del poder político y económico que el Grupo Televisa ha conquistado.

Ambos corporativos, con presencia en muchos países, dueños del oligopolio de sus sectores en nuestro país, son intocables por sus "competencias" y por reglas de competencia más justas.

Lo injusto, lo inmoral, es que es, precisamente en nuestro país, donde las tarifas de los servicios que prestan rebasan el límite de lo racional. Mientras en otros países, latinoamericanos, por ejemplo, entran a los mercados con precios competitivos, no se le ve final al abuso que por años, han sangrado a las clases medias de México.

El famoso "triple play", que pretende poner en un sólo cable señal de internet, televisión y telefonía, en escencia, debería significar un ajuste inmediato a los costos de tan necesarios servicios, pero no lo será. Y no lo será, porque en las cúpulas, nadie está dispuesto a dejar de ganar dinero a manos llenas. Seguramente, se alíen o nó Slim y Azcárraga, en algo estarán de acuerdo: Con este mercado tan grande, cautivo y consumidor, no se considerará bajar estos escandalosos precios.

Soy un tipo que trabaja para la iniciativa privada. He trabajado para empresas gringas desde que terminé la universidad. Y por cuestiones de trabajo, me he dado cuenta de los márgenes con los que se operan; estas compañías y los mayoristas, distribuidores y revendedores. Sé lo que cuesta ganarse el dinero, y sé lo que estos empresarios, medianos y chicos, están dispuestos a trabajar honradamente para hacer un patrimonio para sus familias. En eso estoy de acuerdo. Pero nadie de esa clase media, tiene a su alcance la posibilidad de ganarle el puesto que tiene Slim en la revista Forbes, por ejemplo.

Y es injusto, inmoral, insisto, que éstos oligopolios tengan márgenes de utilidad que rayan en lo absurdo.

Me tachan de "populista", cuando, sugiero que desde las instancias legales, se pudiera regular esto y se detenga este robo que hoy por hoy es permitido por las reglas actuales. Y me hace sospechar, que a ojos vistos, los políticos que podrían hacer algo para "homologar" estos márgenes con los de otros países del mundo, son sobornados, o se les impide, con los fraudes más descarados, que lleguen a posiciones políticas que pudiera atarles las manos.

Lo mismo pasa con los Salinas-Pliego, con los Coppel, con las tasas y comisiones bancarias -que en México, tambien son escandalosas- y nadie es capaz de hacer nada.

Tengo una hipótesis: Si el combate a la pobreza en México comenzara regulando los abusos de estas, y otras compañías, la riqueza, de manera natural, se podrá distribuir en más manos.

Imagino que a estos empresarios, privilegiados, era a los que se refería AMLO, cuando decía de quitarles todo tipo de subsidios y apoyos. Francamente dudo que se refiriera a los millones de empresarios que día a día salen a romperse el alma. Lástima que éstos mismos, siempre se sintieron aludidos, creyéndose, quizá del mismo tamaño que éstos que nos chupan la sangre todos los días, sin que nos demos cuenta.
En voz de Andrés Manuel, sonaba utópico y populista.
hoy es una realidad... y lo celebro.
Quiero pedir una copa de whiskey, para ver si me puedo tragar este nudo que tengo en la garganta.

Mientras escribía el post anterior, y mientras trataba de enumerar las anécdotas que he vivido con Andrés, no pude evitar recordar, tambien, escenas que me llenaron de nostalgia.

Traje a mi memoria, por ejemplo, esa escena cotidiana de cuando me despido, y con su manita me dice "adiós", mientras sus ojitos se llenan de lágrimas y en su boca aparece en automático esa mueca de llanto que me rompe el corazón.

O cuando regreso y abro la puerta, y corre con su andadera para encontrarme y enseñarme sus cuatro dientitos en esa enorme sonrisa, y cuando estira sus brazos para pedirme que lo abrace.

Y cuando lo abrazo, y me jala el pelo, y me dice cosas que pretendo entender. O cuando le doy su biberón, y me mira, apacible, mientras bebe.

Y mientras más recuerdo, más necesito de un licor muy fuerte. Que me quite este dolor, o me de sueño... porque el que tiene problemas para dormir, ahora soy yo.
Dormir a Andrés ha sido un arte que todavía no hemos dominado.

Cada noche, la receta para dormirlo es diferente. Mecerlo en su cuna, o arrullarlo en los brazos, debería ser suficiente, pero con Andrés, nunca es predecible. Lo que una noche funciona, no siempre es garantía de tener el mismo resultado la noche siguiente. Cantarle por las noches, en ocasiones ha funcionado... Una vez, Lina le cantó esa famosa canción de los elefantes que uno por uno se iban subiendo a una telaraña... y con eso tuvo... pero a la noche siguiente, Lina perdió la cuenta y el número de elefantes era tan grande que ya no rimaba en la canción.

Otra noche, le canté una de esas canciones de cuna que las abuelas usaban muy eficientemente para dormir a los niños y lo logré. Tras repetir la fórmula, con esa misma canción le provoqué cólico.

Hemos intentado de todo. Una teoría era que debíamos cansarlo para agotar su reserva de energía. El método fué bueno sólo para mí, pues esa noche, rendido, dormí como un verdadero angelito.

A veces, Andrés no para de reir y con esas increíbles ganas de gatear y juguetear por todos lados... pero a veces, llora y no hay poder humano que lo consuele y nos deje dormir a nosotros y a los vecinos.

Esta actividad nocturna de dormir a Andrés, es a veces, como armar un rompecabezas diferente cada noche... y como todo juego de mesa, es tambien, en ocasiones muy divertido. Es además, una de esas actividades donde mi jóven familia se reune en una habitación, y podemos estar juntos y abrazados.

Y al final, después de lo fácil o difícil que hubiera sido dormirlo, cuando termina metido en la cama, en medio de los dos, y cuando gira y pone su pequeña mano en mi cara, me hace sentir muy feliz.

Hoy, que estoy descalzo, en una cama ajena, chateando con quién esté conectado y navegando por los canales de la televisión, y despues de cenarme un club sandwich, me doy cuenta de lo mucho que echo de menos a Lina y a mi hijo.

¿Y cómo no extrañar a este angelito?



Andrés, en su cuna, quien para no variar, no se ha querido dormir.

lunes, febrero 26, 2007

Mañana salgo de nuevo de viaje.

Este viaje es parte de una gira en la que tenemos que visitar varias ciudades anunciando los productos de la marca para la que trabajo.

Los viajes de negocio, han sido muy frecuentes en mi carrera profesional.

Por asuntos de empresa, he recorrido prácticamente todo el territorio nacional, y algunos países vecinos. He probado muchos platillos y bebidas típicas, y, por qué negarlo, en muchas ocasiones la he pasado muy bien.

Sin embargo, en la gran mayoría de esos viajes, son verdaderamente de trabajo. Casi nunca es posible salir y hacer unas compras, o salir y tomar unas fotos... o cuando se está en un destino turístico, la mayoría de las veces, era imposible usar ese traje de baño, que regresaba a casa, del mismo modo que fué empacado.

Asistir a una conveción en Acapulco, y bajar de tu habitación de saco y corbata al centro de negocios es para darse un tiro. Más aún cuando te toca compartir el ascensor con una numerosa familia de turistas que bajan en trajes de baño, con salvavidas y oliendo a ese penetrante bronceador olor a coco.

Caminar en medio de las áreas verdes, junto a la piscina, con un portafolios en la mano, resulta verdaderamente vergonzoso.

Vergonzoso, es, tambien, cuando por mala suerte, te ha tocado viajar solo, y, en un afán de salir de la rutina, o conocer un poco el sitio que se está visitando, decides salir a cenar a un restaurante.

Evidente es, que no tendrás ninguna prisa por cenar, o por irte de ahí, por lo que sacas del portafolios, el periódico o la revista que tomaste del avión... o haces algunos mensajitos por celular... o simplemente, le pones atención al televisor del lugar, 'para hacer hambre'...

Al cabo de unos minutos, habrás notado las miradas lastimosas de los meseros que ya comienzan las apuestas para ver si llegará o no tu compañía.

-"Vengo solo y no espero a nadie!" te urgirá aclararlo cada que pase uno de esos meseros que con su risita burlona te hará sentir que él ganará la apuesta porque te dejaron 'plantado'.

Por más que saques la laptop y actues que trabajes, o aunque ordenes de inmediato, esa sensación no se te quitará mientras estés en ese lugar.

Cenarás rápido por evitar esas inmerecidas lástimas, y tardará la digestión por el coraje de ese injusto malentendido.

Si te ha pasado algo como eso, estarás de acuerdo conmigo que no hay nada más rico y más relajado que un club sandwich en tu habitación.

Pedir room-service, y disfrutar de la soledad de tu habitación, en medio de una ciudad llena de extraños, es lo mejor que puedes hacer si estás solo. Prender el televisor, navegar por todos los canales disponibles, tirarte en la cama y chatear con quien esté conectado... andar de aquí para allá en calcetines, es el mejor turismo de negocios que podrás hacer.

Además, por algún tipo de convención internacional, los club sandwich de TODOS los hoteles del mundo son idénticos, así que no habrá riesgo de que uno no te guste. Si te gusta uno, el resto es exactamente igual.

Mañana, pues, seguramente estaré en algún cuarto de algún hotel de alguna ciudad de México, cenando, sin duda, uno de estos manjares de la hotelería.

Salud!

miércoles, febrero 21, 2007

En una ciudad o región, la gastronomía y los platillos locales, siempre ocupan un lugar fundamental en la cultura del lugar... degustar de la comida local, forma parte, casi siempre, de la agenda de los visitantes, así se encuentren por negocios o por simple turismo.

Ir, por ejemplo a Puebla y no comer mole, o chiles en nogada... o darse una vuelta a Monterrey y no llegar -aunque se esté a dieta- al "Rey del Cabrito"... o venir a Guadalajara y no ensuciarse los dedos con una torta ahogada, hace, de alguna manera, incompleta la visita... así se hayan visitado los monumentos, los edificios, catedrales, u otros atractivos, el no comerse "el platillo de casa", siempre deja la sensación de que no se estuvo ahí por completo.

Cuando niño, en mi Zapotlán el Grande, no tenía claro cuál sería el platillo típico de mi pueblo. Cuando mis tíos o amigos nos visitaban y nos preguntaban que cuál era el lugar para comer al que no podían faltar, las respuestas eran siempre muy variadas... Unos decían que la birria de "con el Azul"... otros le daban ese crédito al pozole de con Amelia; A tal o cuál menudería... o a la comida corrida de "Juanito's"... Había gente incluso que debatía entre cuál era el mejor taquero banquetero de todo el pueblo... o que si las hamburguesas con pepino frente a la VolksWagen eran las mejores de toda la región... otros, como yo, simplemente nos quitábamos de broncas diciendo que en la planta alta del mercado "Paulino Navarro", había un "food court" donde podrían encontrar cualquier cosa que se les antojara... eso sí, todo con el meritito sabor de Zapotlán.

Pero en los últimos años, un concepto vino a revolucionar la gastronomía típica de mi tierra.

Esas tostadas que Don Rubén vendía muy modestamente en su triciclo hace más de 40 años, ahora con un giro más comercial y gracias al empeño emprendedor de sus hijos se han apoderado indiscutiblemente en el platillo obligado a consumir mientras se visite a Cd. Guzmán.

De lomo, lengua, cueritos, oreja, pata, trompa; con frijoles, salsa, col y el ingrediente que las hizo famosas: un chile MUY enchiloso. Ese chile de receta exclusiva de la descendencia de Don Rubén, tan enchiloso como sabroso, ha convertido a los varios restaurantitos que se han instalado en toda la ciudad en los favoritos de turistas y locales. Tostadas "Pepe's", Tostadas "Jorge's", y Tostadas "Don Rubén", son siempre garantía de la mejor tostada.

Del gusto de cualquier clase social y cultural, una de estas tostadas es la recomendación más atinada cuando un conocido visita mi ciudad.

Hoy en día, conozco personas que recorren una distancia mayor a los 120 kms, sólo para comerse uno de estos exclusivos platillos... Sí. La gente de Guadalajara que alguna vez probó una de estas tostadas con ese ingrediente tan especial, no puede dejar de volver una y otra vez para deleitarse, además del clima y los paisajes urbanos de Zapotlán, de una de esas emblemáticas tostadas.

Pero como la globalización no es ajena del Sur de Jalisco, "Don Rubén" ha decidido dar un paso muy importante: Abrir la primer franquicia en Guadalajara.

Quizá para la mayoría de quienes leen estas líneas, esto no signifique nada. Pero para quienes conocemos la historia de este negocio, tan zapotlense, podemos sentir un poco de orgullo.

Además, claro, de la tranquilidad que significa saber que habrá una de esas deliciosas tostadas de lengua esperando para satisfacer el antojo de los zapotlenses que vivimos en Guadalajara, sin tener que esperar al fin de semana, cuando regularmente vamos a Cd. Guzmán.

"Tostadas Don Rubén", sucursal Guadalajara está frente a "Tacos Los Alteños", muy cerca de la esquina de las calles Niño Obrero y Tepeyac.

¡Ah!... y para postre, unas ricas palanquetas de nuez o una pieza de pan de con las "Arreola", que dicho sea de paso, también los puedes encontrar en este nuevecito "Rincón de Zapotlán" en Chapalita.

Buen provecho.

lunes, febrero 19, 2007

En un intento desesperado, y ahora que lo pienso bien, en un intento bastante estúpido, por querer darle a nuestro hijito una nueva alternativa de sanación a su gripita, este pasado fin de semana, decidimos subirnos en el coche y salir en busca de las cálidas playas del vecino estado de Colima.

En un afán de aventura, nos fuimos hasta Tecomán, donde desde una palapa, podíamos ver la grandeza del océano pacífico.

No le alcanzaban los ojitos a Andrés para poder ver de una vez todo el horizonte, y con una de esas sonrisas que ningún padre podrá olvidar, fué suficiente para decidir convencernos y quedarnos ahí, para dar rienda suelta a este tratamiento alternativo que sus padres inexpertos improvisarían en este viaje.

Pero cuál fué la sorpresa, de que ahí en Tecomán, NO HAY HOTELES en la playa. El atardecer amenazaba con bajar la temperatura, y el viento no perdonaba ni a la palapa más imponente, así que la necesidad de hospedarnos era imperativa. No podíamos echar para abajo el avance que habíamos logrado en ese día de calorcito y buen humor... el viento y el frío de las playas en la noche, podría ser un perfecto aliado a ese virus que se niega a ceder terreno.

Así que uno de los meseros del lugar nos recomendó un lugar a unos pocos kilómetros de donde estábamos.

Sin pensarlo mucho, nos animamos a ir, y después de varios minutos por un camino completamente desolado y cada minuto más obscuro, nos encontramos con un hotelito muy modesto pero muy lleno.

Había muchos coches mal estacionados, un grupo de bohemios cantando con una guitarra, casas de campaña instaladas, y muchas tablas de surf. Sí, lo qué más me llamó la atención era la cantidad de tablas para surf que estaban recargadas en los pilares del hotelito de apenas 10 habitaciones. Rápidamente me llevaron a la última habitación disponible: Una cama, una mesa, y un baño sin puerta ni lavabo y con una regadera sin agua caliente.

Había además, un par de toallas y una media docena de mosquitos parados en las paredes... Todo por sólo $250.

Habíamos llegado a un hostal de la playa Boca de Pascuales.

A la mañana siguiente, prácticamente en medio de la nada, Lina, Andrés y yo, instalamos nuestra sombrilla, en la playa, para ver un espectáculo que nunca me imaginé tener tan cerca: ¡surfistas dando un espectáculo de primera y nosotros en primera fila!

Poco nos importó que Andrés hubiera tomado confianza y gateando, se hubiera salido de la sombra... o que estuviera comiendo arena... o que, despues de juguetear, tenía arena hasta detrás del resortito del pañal.

Ante el espectáculo de estos intrépidos atletas marinos, ya ni siquiera me había dado cuenta que los mocos que salían de la nariz de Andrés estaban 'empanizados" con esa salada arena de mar.

El tratamiento naturista-alternativo, la hipótesis de los beneficios del sol y el calor tropical, el experimento que prometía aliviar la gripa de Andrés, todo, resultó un rotundo fracaso. Pero por el entusiasmo que pudimos ver en los ojitos del güerito, creemos que valió la pena intentarlo.

Ahora, que el haber descubierto este paraíso a donde he prometido volver lo antes posible, fue el "extra" que hizo de mi fin de semana, una aventura que podrá ser el inicio de mi nueva vocación: El Surf.
Necesito una aspirina para este dolor de corazón...

Andrés tiene ya casi 10 días sufriendo de una gripa que nos duele a todos. Su debut y despedida en la guardería fué catastrófica; después de casi 10 meses con una salud invicta, ahora tememos por su adicción a los antibióticos y jarabes para la tos.

Los mocos en su nariz, su tos, y sus ojitos llorosos nos duelen más a nosotros que a él... el niño ha perdido su vitalidad y ahora llora por cualquier cosa; todo le molesta, despierta por las noches asustado por no poder respirar, o lo asaltan ataques de tos que no le podemos parar con nada.

Tal parece, que en su triunfal entrada a la guardería, además de traerse el corazón de las niñeras, se trajo una infección respiratoria que no le podemos combatir.

Coincide que unos días antes de entrar a la guardería, le habíamos aplicado la última dosis de la vacuna pentavalente, lo que nos hace pensar, que su sistema inmunológico estaba ocupado "atendiendo" a esa vacuna, mientras, desprotegido, fué asaltado por una gripa de esas que no se van a la primera de cambio.

Lo peor de todo, es que no sabemos qué más hacer. Lo hemos intentado de todo, desde baños de sol, hasta penicilina, pasando por unas gotitas homeopáticas que aunque buenas de sabor, no le hicieron ni cosquillas a esos mocos que adornan el bigote de mi hijito.

Sólo quiere estar abrazado. Está súper sensible, todo le molesta, llora cuando le cambian su pañal, cuando le cambian la ropa, cuando quiere que lo abracen, cuando se prende o se apaga la luz, cuando quiere que una puerta sea abierta o cerrada... ¡Así no se portaba mi pequeño Andrés!

Quiero pensar que está bajo la influencia de los narcóticos que le estamos suministrando, y que, al término de esta pesadilla, y después de una rehabilitación, podremos dejarlo "limpio" y podrá, de nuevo a ser el mismo güerito que te pide los brazos con una encantadora sonrisa que ilumina cada día.

lunes, febrero 12, 2007

Si en la edad media hubieran existido los teléfonos, una de las torturas más temibles, serían las largas teleconferencias de negocios en ayunas.

(Escrito durante una larga teleconferencia de negocios... en ayunas)

jueves, febrero 08, 2007

Si en la guardería de Andrés, dejaran entrar las andaderas,
su salón sería una versión de "coches chocones" en pañales.

martes, febrero 06, 2007

Andrés cumplió hoy 10 meses de edad.

Todavía no puede comer de todo lo que tenemos en el refrigerador, ni ha aprendido a ponerse sólo de pie, y ya se enroló en el rutinario mundo de la vida real.

Hoy, Andrés celebra su décimo mes, junto con su primer día de "interno" en una guardería pública.

Desde que terminó la incapacidad por maternidad de Lina, hasta la fecha, habíamos vivido una larga y desgastante problemática de no tener a nadie "fijo" a quién encargarle a nuestro hijo mientras estamos en nuestras oficinas. Cada semana era una pesadilla tener la incertidumbre de saber quién nos cuidaría a Andrés.

A veces, una tía, otras semanas una prima... la vecina, mi hermana, mi mamá, o mi suegra... Y cada vez las posibilidades se hacían cada vez más pequeñas, y por más que mi hijo aprendía a hacer más y más "gracias", todavía no era capaz de prepararse su biberón, ni a cambiarse de pañal por sí solo.

Por fín, y despues de un largo proceso de trámite burocrático y de una larga lista de espera, Andrés fué aceptado en su guardería. Hoy, les decía, es su primer día.

Eso, por un lado, nos resuelve un problema y nos deja más tranquilos... pero por otro lado, me conmueve y me rompe el corazón, imaginarme a mi hijito, en esa guardería, con esa atención tan fría y tan impersonal... que después de ser tratado como el centro del mundo, se dé cuenta tan pronto que en esa guardería será "un niño más".

Levantarse temprano, tener que dejar la pijama tan pronto, usar zapatos antes de las 8:30 am, y tener que soportar a su mamá peinándolo con gel todos los días... ¡apenas a sus 10 meses de edad! ¡Es demasiado pronto!

Ya no puedo esperar a verlo, cuando salga de "sus obligaciones", y tratar de encontrar en sus ojos el resumen de su primer día, y consolarlo si no fué bueno, y consentirlo... o celebrarlo si la pasó de maravilla.

Ya parece que lo veo, entrando esta tarde a la casa, despeinado, con los pantalones sucios, arrastrando la pañalera, quejandose quizá del niño de 14 meses que le quitó su biberón y sus galletas a la hora del recreo... O justificando y dando su versión de los hechos, respecto a la nota que me mande su maestra acusándolo de no hacer correctamente sus ejercicios psicomotrices...

Mi hijo, a sus 10 meses, entra ya a una edad de responsabilidad y yo a un rol, en el que cada vez tendré menos control de él de sus actividades y su desarrollo.

Supongo que es parte de la vida. Supongo que es lo normal. Supongo que así tiene que ser.

Pero duele.

Ojalá Andrés no tuviera que crecer tan pronto y pudieramos cuidarlo siempre dentro de su corralito.

jueves, enero 25, 2007

Introducción a la comida chatarra I.

Lección 1.

Poco a poco, he retomado nuevamente mi dieta normal.

Anoche, en el camino a casa, nos detuvimos en un "Carl's Jr.", y le pedí a Lina que me acompañara a comerme una de esas jugosas hamburguesas de a seis dólares, sólo para probar que mis heridas están completamente sanas.

Pedimos una sillita para sentar a Andrés en la mesa junto con nosotros, y seguramente, el sentirse nuevo en ese ambiente, lo mantuvo tranquilo por varios minutos... Miraba para todos lados, observaba a la gente que pasaba por nuestro pasillo, miraba los adornos multicolores del restaurante... lo miraba todo. Lo hizo por suficiente tiempo, como para poder cenarnos nuestras hamburguesas tranquilos y luego, entrar en una acalorada discusión sobre el precio controlado de la tortilla... que si es populismo, que si eso es contrario a lo que Calderón había ofrecido en su campaña en materia económica... y en medio de esa charla, Andrés estiró la mano y de mi charola agarró un puño de papas fritas que de inmediato se llevó a la boca, como si las papas a la francesa, fueran su comida favorita.

¿Por qué negarle el comer unas papitas fritas? ¿Por qué no darle a bienvenida a este alimento "chatarra" tan significativo en nuestra cultura pop? ¿Qué daño podría hacerle unas papitas, cuando su padre se ha alimentado de ellas toda su vida?

¿Cómo no darle la bienvenida a sus nuevos dientes superiores con unas frituras tan sabrosas?

Hijo, tu padre está orgulloso de mostrarte un mundo diferente al que te ha ofrecido Gerber.

Bienvenido a la comida chatarra.

viernes, enero 19, 2007

La lectura ha sido una compañía que ha ido y venido a lo largo de mi vida en muchas ocasiones. La claridad mental que me exijo cuando leo un libro ha sido fundamental para comenzar en la primer página, y hasta leer su última palabra con la mayor atención y concentración posible, y esto ha hecho de la lectura uno de mis pasatiempos que más disfruto.

Lo confieso, he leído mucha basura. Libros que no han aportado nada -ni positivo ni negativo- en mi vida. Y desafortunadamente todavía son muy pocos los libros que han dejado en mí una huella imborrable.

Uno que tengo presente muy frecuentemente y que me impresionó muchísimo desde la primera vez que lo leí, -lo he leído por lo menos 3 veces- es "El Perfume" de Patrick Süskind.

Recuerdo que estaba cursando la última parte de mi carrera, en el tecnológico, -hace más de 10 años- y fué el motivador más fuerte que tuve en ese entonces para hacer la temporada más larga y productiva de mi gusto por la lectura.

Luego de mi lectura, compartí el texto con una hermosa rubia -parecida a las víctimas de Jean-Baptiste Grenouille- para que entendiera la razón por la que no le despegaba la naríz de su cuello, y entendiera que era mejor prestarme su cuello indefinidamente, en lugar de obligarme a matarla y meterla en un frasquito.

Ella, al igual que toda la gente que conozco que ha leído esta obra, quedó impresionada por el realismo de la narrativa, me preguntó que si ya existía la película de "El Perfume".

Hoy, después de más de 10 años de habernos imaginado la música, la fotografía, incluso algunas escenas de ese maravilloso libro, esa hermosa rubia que sigue prestándome su cuello para olerlo, me invitó al cine a ver, por fin, esa película que habíamos esperado por tanto tiempo.

Es imperativo recalcar que la película es excepcional. Que ha sido una producción a la altura de la calidad de la historia. Que a pesar de que todos los que estábamos en la sala, seguramente conocíamos perfectamente la historia, fué capaz de sorprendernos, aterrarnos y mantenernos en suspenso en todo lo largo de la película.

Ver en el cine "El Perfume", fue para mí, tan impresionante como la primera vez que terminé de leer su libro.

Además, con el valor agregado de que tuve la fortuna de vivir la experiencia nuevamente con la mujer que se ha encargado de perfumarme la vida.

Si están dudándolo, ¡Vayan a verla!


jueves, enero 18, 2007

Sobre la carretera de cuota Guadalajara-México, en caseta de cobro atendida por Ramón:

Alejandro: ¿Cuánto me falta para llegar a León?

Ramón: Con esas greñas y ese olor, se me hace que ya se pasó...

miércoles, enero 17, 2007

La fotografía de Alejandro González Iñárritu con su "Globo de Oro", le ha dado la vuelta al mundo.

En ese trofeo, el director, puede ver materializada la inversión de tiempo y recursos que hizo... Sin duda, años de trabajo, de organización y disciplina. Y cuando logras materializar un esfuerzo tan grande en un objeto como un "Globo de Oro", o un "Oscar" o una "Medalla Olimpica", te sientes tan motivado, como superar ahora un reto mayor.

Pero el hecho de que la gran mayoría de nosotros, difícilmente podrá estar en un pódium de "La Academia", no nos quita la posibilidad de recompenzar, de una o de otra manera nuestros propios esfuerzos.

Conseguir tu título profesional, despues de muchos desvelos... lograr un reconocimiento en tu empleo, sacrificando tu vida personal... sacarte un "1o", después de haberte quedado el fin de semana en casa para estudiar, o recibir una felicitación de tu entrenador, despues de dar un juego excepcional... De esta manera, las palabras de felicitación pueden significar lo que le significa un "Nobel" a un científico.

Ayer me quitaron el hilo de las puntadas de mi cirugía en mis terceros molares inferiores. El dentista se quedó soprendido de la evolución que han tenido mis heridas, y de la cicatrización tan avanzada en sólo una semana de recuperación.

Me felicitó por que la inflamación de los tejidos ya es mínima, porque ya no sangro, porque mi quijada tiene ya una apertura muy normal, que casi nadie logra tan pronto.

Tal fué la felicitación que recibí, que la sentí inmerecida. ¿Qué hice yo para lograr estos avances? ¿Qué trabajo me costó? Yo sólo me pasé el fin de semana metido en mi cama, tomando líquidos y viendo la televisión.

¿Será acaso que existen maneras de ser reconocido, sólo por descansar? ¡En eso también me gustaría ser el mejor!

viernes, enero 12, 2007

Este ya es mi segundo día en recuperación. Hoy tampoco pude ir a la oficina. Mi cara está tan hinchada y tan sensible que cualquier intento de movimiento me causa dolor... así que no puedo hablar, y de comer, ni hablamos... Llevo dos días tomado sólo jugos.

Sin embargo, así, inmóvil, sin hacer ningún gesto ni intentar decir ni una palabra, no me molesta absolutamente nada. De hecho, ni el ayuno, ni esta hinchazón, son suficientes para arrepentirme de la extracción de mis 4 terceros molares.

La experiencia fué muy interesante.

Llegué al consultorio al borde del pánico. El cirujano ya me esperaba con su asistente, y todos los instrumentos esterilizados en una charola.

Y entonces, previo al inicio de la extracción, comenzamos a platicar sobre los escenarios posibles. Me interesaba saber cuál sería la peor situación a la que me podría enfrentar.

Resulta que las raíces de mis terceros molares inferiores eran muy largas, y que podrían estar muy cerca de un nervio al que están conectados todos los dientes... si por alguna razón, al momento de la cirugía, dicho nervio era "tocado", o simplemente "expuesto", se corría el riesgo de perder la sensibilidad de esa parte de mi cara... -"sentirías como si estuvieras anestesiado... tendrás el sentido del tacto, pero no sentirías dolor... ni placer... no sentirías si te quemas o te golpean, pero tampoco sentirás cuando te besen..." - me dijo el doctor mientras se ponía los guantes de látex, así, tan quitado de la pena... -"Y si eso llegara a suceder, doctor, ¿en cuánto tiempo me podría recuperar?" - "Ha habido pacientes que se recuperan rápidamente... un año, año y medio... depende del daño que se le haga al nervio".

Lina, que valientemente aceptó entrar a la cirugía, y yo, nos vimos inmediatamente con un gesto de susto... y sin palabras, me recosté poco a poco en el sillón.

Todo comenzó con 8 inyecciones con anestesia. Dos para cada muela... y después de 20 minutos, que el sedante hiciera efecto, comenzó el doctor con sus manos en mi boca.

-"... son las 6:30 pm... haré lo más que pueda en una hora... si no terminamos en una hora le paramos... ¿eh?"

Y yo, que ya tenía puestos en la boca, unos "bloqueadores" que evitan que cierre la mordida, no me imaginaba cómo quería que le contestara, si ya no podía hablar... Así que sólo levanté el pulgar derecho, como simbolo internacional de que estaba de acuerdo.

Pero la sóla idea de imaginar en volver, para "terminar" lo que no alcanzara, era una situación que me puso todavía más nervioso.

-"Como tus muelas son muy grandes, voy a tener que sacarlas en pedacitos... "

Dicho lo anterior, prendió una fresa y comenzó a taladrar en la primer pieza... tan pronto sentí el contacto del taladro en mi muela, arrugué todo lo que podía arrugar, pero me llevé una muy grata sorpresa: No sentia nada. En efecto, ¡no sentía nada! ¡Era maravilloso! El dentista presionaba con todas sus fuerzas el taladro para romper mi muela en pedacitos, y yo simplemente no sentía ningún tipo de dolor. Me daba cuenta de lo que hacía, porque podía oír, y sentir que maniobraba bruscamente rompiendo y sacando uno por uno los pedazos de mi muela, pero felizmente no sentía ningún dolor.

Mi única preocupación, era que apesar de no sentir nada, me daba cuenta que mis sanísimas piezas dentales se defendían como verdaderos héroes de los ataques de todas esas pinzas, taladros, palancas y demás artefactos... y mi miedo era entonces, que como parte de la batalla, por un error, al doctor se le pasara la mano y terminara taladrando mi lengua, o que en uno de esos jalones, algún pedazo de mi muela terminara enterrada en mi paladar. Sólo de imaginarme esa situación, me tenía muy tenso.

Una por una, las cuatro muelas del juicio, fueron extraídas. Las dos de arriba, en un proceso mucho menos aparatoso y mucho más rápido... Pero en menos de la hora que había prometido el doctor, ya estaba suturando la última extracción.

-"Listo. Ya terminamos."

Y eso fué suficiente para que pudiera relajar los músculos de mi cuello-espalda, para que dejara de empuñar las manos, y mis piernas se pudieran descansar en el sillón...

Ya había pasado lo más difícil. Ahora seguía una larga e incómoda recuperación.

En este momento, a casi 40 horas de que terminó la cirugía, me doy cuenta que, si hubiera decidido extraer sólo un par de piezas, como me lo sugirió casi toda la gente, mi convalecencia sería muy parecida a la que estoy viviendo ahora... con la diferencia, que ya estaría pensando en volver a pasar por este mismo viacrusis otra vez...

Y aunque admito que no tuve ningún tipo de dolor, ni sufrimiento, es algo por lo que no volvería a pasar voluntariamente.

miércoles, enero 10, 2007

Marduk nació el 26 de diciembre del 2006. Andrés, el 6 de abril del mismo año. Mientras estaban discutiendo de política por teléfono, alcancé a oír:

Marduk: "Gracias a Calderón, yo tengo derecho al Nuevo Seguro Universal, y mis papás al Seguro Popular..."

Andrés: "¿y con eso les alcanza para comprar más tortillas?"

martes, enero 09, 2007

Ya hay fecha y hora.

La decisión está tomada.

Miércoles, 10 de enero, a las 5:30pm. Las 4 terceras molares serán extraídas, por el simple hecho de no haber salido completamente.

Las 2 muelas del juicio inferiores en su parte distal, están cubiertas con encía y hueso. Eso provocaba que cuando accidentalmente mordía con esas piezas, me lastimaba, hasta llegar a herirme, e inmediatamente después, una infección.

Esta situación, aunque nada peligrosa, sí se estaba poniendo muy molesta, y cada vez era más difícil bajar la inflamación y controlar el dolor.

La única solución: Extracción.

Las superiores, aunque con menos problemas de dolor, ya presentan caries que seguramente causarán dolor de muelas en el futuro.

Extraer todas estas piezas, es como comprar un seguro contra problemas futuros, pues...

Mi cirujano maxilofacial, ha dicho que no soy el primero ni seré el último en perder las 4 muelas del juicio en una sola sesión. Que en su consultorio se ha convertido en una práctica muy común.

Asegura con mucha confianza que ha sido muy exitoso en este tipo de intervenciones, que es muy cuidadoso y que no será una experiencia tan trágica como me la han platicado mis amigos.

Que tendré que descansar un par de días, con dieta líquida y que la inflamación será parte normal del proceso de curación.

Por un lado, el doctor hace lo suyo y me inspira confianza y valor... Creo cuando dice que todo saldrá muy bien... pero no dejan de unirse voces que me recomiendan que no permita "semejante carnicería"... que eso no es posible, que lo evite.

Y entonces, en una posición más imparcial, decidí buscar y revisar artículos en la red. Les dejo el menos sangriento, para que tengan una idea más clara de lo que pasará con mis muelas. Extracción de terceros molares.

La lectura de artículos relacionados en internet, las fotos del proceso, los casos complicados, en lugar de darme más certeza, hacen que me tiemblen las piernas... Las imágenes de los forceps con los que hacen palanca en las muelas hasta sacarlas, me hacen pensar que los dolorcitos de mis inflamaciones cotidianas no son tan malos, e involuntariamente comienzo a inventar los pretextos para faltar mañana al quirófano.

Hace 5 años, en un enero como éste, visité por primera vez al "RojoCafé".

Conocí a Alfredo Saras en una posada navideña de hace 6 años. Era una casa de campo en la ciénega del lago de Chapala. Después del intercambio de regalos, y despues de muchas copas de brandy, el ambiente se tornó bohemio y trovador. Alfredo sacó una guitarra, y comenzó a cantar sus propios temas y "las obligadas", por un público que se presumía como experto.

Al termino de esa posada que tuvo trova en lugar de villancicos, platicamos en un tono muy literario pues me había sorprendido la calidad de sus canciones. Le dije que yo también me consideraba un bohemio que disfrutaba del "canto nuevo", y a partir de ese día, me incluyó en una lista de distribución a la que enviaba, además de sus textos, el calendario de eventos musicales y culturales del mes en Guadalajara...

Un año después, me llegó un mail invitándome a la inauguración de un nuevo espacio que apoyaría la música y el arte de la ciudad: "RojoCafé".

Y ahí estuve desde el primer día.

Y muy frecuentemente, después del trabajo, ahí estaba con una "Victoria" y un cigarrillo, tarareando una por una las canciones que tocaba el intérprete al turno. Incluso, en más de una ocasión, me invitaron a tomar el micrófono y leer las poesías que escribía en aquellos años.

Alfredo Saras, Eduardo Ulloa, Leo Marin, Sofía Carrasco y sus "cortos"... y mis amigos de Fulfillment, eran mi familia.

Hoy, que ya no es tan sencillo para mí, volver al "Rojo", encontrarme una nota que hable de él, me remonta a ese pasado tan inmediato que me trae tan gratos recuerdos.

Alfredo, maestro, mis más sinceras felicitaciones por este espacio que cada día es más importante, y mis mejores deseos para tí, y para el RojoCafé.

Salud!

lunes, enero 08, 2007

Tomar la decisión de sacarse una muela, podría ser más fácil si ya se ha vivido esa experiencia con anterioridad.

Cuando ya se conoce el proceso, cuando se puede recordar el dolor y uno se siente preparado para experimentarlo de nuevo, cuando sabe uno cómo se siente la convalecencia... Cuando uno ya sabe a lo que le tira, pues.

En mi caso, la experiencia de la extracción es completamente nueva.

Es más, mis visitas al dentista, casi siempre eran carentes de dolor. Las pocas amalgamas que me han puesto, fueron curaciones de caries tan superficiales que ni siquiera requirieron de anestesia.

Hoy, que una de mis muelas del juicio me ha dado problemas, la extracción fué algo que desde mi punto de vista, era una solución definitiva. Y peor aún, era una solución que yo me propuse en automático, antes de tener la opinión profesional. Es más, el viernes que ví a mi dentista, fuí yo mismo quién le ofreció mi muela en sacrificio.

Y raro, porque en ese momento no tenía mucha idea de lo que eso significaba. Y con la seguridad con la que lo dije, haría pensar a cualquiera que ya sabía a lo que me atenía con esa decisión. Con tanto valor me vió mi dentista que me propuso extraer en una sola sesión, las 4 muelas del juicio.

Y eso que definitivamente ni siquiera me lo puedo imaginar, lo acepté, como si aceptarlo sólo se tratara de valor. Y yo, que no puedo desaprovechar las oportunidades que me hagan ver valiente, acepté. Lo acepté. Dije que sí a la tetraextracción y salí del consultorio con esa idea en la cabeza, pero sin tener todavía claro de qué se trataba.

Así que comencé a comentarlo con mis círculos cercanos, como si fuera de lo más normal: - "Esta semana, voy a extraerme las 4 muelas del juicio..."

Y uno por uno, fuí testigo de las muecas de dolor que he producido sólo con ese comentario. Mis interlocutores, sobre todo quienes ya han vivido/sufrido la experiencia de una extracción, han podido expresar en sus rostros, el recuerdo de ese dolor multiplicado por 4. Y está de más confesar que esas expresiones no han sido muy alentadoras.

Seguido de ese gesto, de esa mirada desorbitada, de esa expresión de lástima, venía la recomendación, que ha sido una constante: -"Estás loco?", -"...cómo se te ocurre?", -"No sabes en lo que te metes..."

El fin de semana, fué pretexto para una profunda reflexión. Mis padres están muy preocupados por tan dolorosa decisión, y francamente, comienzo a sentir que experimentar en cabeza ajena es lo mejor que podemos hacer. -"¿Porqué mejor no sólo te curas las muelas y ahi te las dejas?" Insiste mi papá que fué víctima de dentistas sádicos en la década de los 70's.

Y entonces pasó: Entró en mi cabeza el miedo y he comenzado a considerar, incluso el no extraerme NINGUNA muela. Sólo curarlas, y dejarlas como están...

Pero la situación ideal de saber que con esas piezas fuera, no hay posibilidad de problemas futuros es tambien tan atractiva...

Esta tarde, visitaré de nuevo a mi dentista, pues revisará que la inflamación haya cedido y podrá, entonces fijar la fecha y hora de la carnicería. Será momento ideal para comentar mis nuevos sentimientos...

Estoy, pues, ahora, en el preciso momento en que debo decidir y tengo miedo a equivocarme.

¿Alguien me quiere dar un consejo?

viernes, enero 05, 2007

Andrés tiene ya un par de dientitos. Los frontales inferiores ya se asoman simpáticamente en cada sonrisa y mi hijo ya ha aprendido a usarlos cuando parte las galletas saladas que le damos. Y esa es la razón por la que todo lo que encuentra termina en su boca. El pediatra nos ha dicho que tiene comezón, y que eso lo pondrá inquieto estos días, y que será normal que sienta alivio mordiendo el control remoto del televisor, mi teléfono celular, mi gafete, el cable del teléfono y en el peor de los casos, sus dedos.

Apesar de que escondemos todo lo que pueda estar a su alcance, el tipo es tan persistente y nosotros tan distraídos, que cuando menos lo esperamos, ya está otra vez, mordiendo cosas como llaves, lápices, cucharas o pedazos de papel...

No cabe duda que desde niños sentimos una mayor atracción por lo prohibido... lo único que no ha ensalivado en la casa, son precisamente las mordederas que compramos exprésamente para eso.

Yo, por el contrario, no puedo comer.

Desde ya hace algunos años, me salieron -a medias- las 4 muelas del juicio... y si bien, nunca me habían dado problemas, cuando yo posaba con mi dentadura para probar los equipos de radiología digital que vendía para Kodak, nunca me hacía falta el consejo profesional de alguno de mis clientes, sugiriendo que se extrayeran lo antes posible.

-"No tienes suficiente espacio para limpiarlas correctamente..." -"...además no las necesitas..." -"Es mejor sacarlas ahora, que no te han molestado a que tengamos que operarte una vez que se han convertido en un problema..."

¿Cómo no escuché tan sabios y profesionales consejos!?

Desde el comienzo del año, he tenido una molestia en una de mis "terceras molares" que se ha hecho más dolorosa cada minuto que pasa. El problema es que la inflamación, ahora se ha expandido a la garganta, y si tragar saliva me provoca acordarme de mis pecados, masticar y comer, son mi penitencia.

Sin embargo, este dolor es más grande que mi de por sí hinchado orgullo, y ayer, por fín, dolorosamente me tragué mis palabras y fuí con uno de mis amigos-dentistas-clientes, a pedir que me atendiera y curara de una vez por todas este dolor que me está mantando.

Supliqué por una fuerte dosis de opio, pero insistió que debo continuar con el paracetamol y gárgaras de agua con sal.

Me hice una radiografía panorámica que le llevaré de nuevo esta tarde, para que podamos planear la estrategia de la extracción, fijar la fecha, la hora, y armarme de valor para desprenderme de tan dolorosa pieza.

Espero que esta fecha se lo más pronto posible, por lo que quizá ésta sea la última radiografía donde muestro completa mi dentadura.

martes, enero 02, 2007

Apenas unas horas antes de que terminara el año 2006, tuve la oportunidad de juntarme con viejos amigos y tomarnos unas cervezas con el pretexto de reflexionar.

Está de más confesar que la reunión se limitó sólo a la parte de las cervezas, y omitimos accidentalmente, la parte de la reflexión.

Sin embargo, después de toda la fiesta, y una vez recuperado el equilibrio, la reflexión comenzó a reemplazar al dolor en mi cabeza.

Y me llamó fuertemente la atención el orgullo y la felicidad que a mis amigos les causaba que en el pasado cierre fiscal, la empresas para las que trabajan, habían cumplido sus metas y todos coincidían que sus aportaciones personales, horas extras, disponibilidad y entrega desmedida habían sido parte fundamental de dicho logro.

Seguramente para la mayoría de nosotros, el alcance de tales metas, se reflejará en algún bono adicional, o una promoción, o mínimo el reconocimiento de la labor. Eso no solo nos llena de orgullo, sino que a muchos nos hace muy felices. Incluso, ya habremos comenzado nuestro primer día en la oficina llenos de bríos, con la pila recargada y sin ningún obstáculo en el horizonte que nos impida lograrlo nuevamente.

Pero cuando comenzamos a platicar de proyectos más personales, me preocupó que la mayoría -quienes tuvimos el valor de confesarlo- no ha cumplido sus propósitos personales en muchos años.

Lo que me preocupa, no es que no los hayamos cumplido. Lo malo, es que no les damos importancia. Incluso, algunos ni siquiera tienen metas personales.

¿Qué pasa? ¿Porqué nuestra propia salud, imagen, condición, es algo que pasa a un segundo término?

¿Porqué nunca cumplimos con ponernos a dieta? ¿Dejar de fumar? ¿Hacer ejercicio? ¿Terminar la maestría? ¿Pintar la casa?

Hoy, que es un día ideal para proponernos objetivos, he decidido publicar los míos, para ser reconocido si los cumplo, o juzgado si no los logro.

En el aspecto personal:
  1. Correr 10Kms contínuos.
  2. Mantenerme alejado del cigarrillo.
  3. Inscribirme y mantenerme en un curso de Yoga.
  4. Hacer un par de visitas al dentista en este año.
  5. Pintar un cuadro bimestral.

En el aspecto familiar:

  1. Pintar las puertas de los clósets del depa.
  2. Limpiar el escombro del patio.
  3. Poner las persianas en las habitaciones.
  4. Ahorrar mensualmente el equivalente a una mensualidad del depa.
Si bien, esta lista de propósitos no es muy larga ni complicada, y si bien son cosas que debería hacer por default, sin proponermelo, más vale que las documente porque muchas de estas actividades han pasado sin pena ni gloria por varios años en mi lista de propósitos sin lograrse.

Así, pues, este año, no sólo estaré concentrado en cumplir las metas de mi empresa, sino de las mías propias en el mismo nivel de urgencia.

viernes, diciembre 29, 2006


La próxima semana, Andrés, cumplirá sus primeros nueve meses de vida. Apenas puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo. Parece que fué ayer, cuando, en la víspera de su nacimiento, pinté en el abultado vientre de su madre, una caricatura de "El Principito".

Metido en su cunita, o sentado en su portabebé, Andrés fué el niño más tranquilo que he conocido en mi vida. Podía acompañarnos a visitar a algún amigo, o a cenar a un restaurante, y no había nada que lo pudiera inquietar. Silencioso, tranquilo, y muy sonriente, pensé que era el prototipo de bebé que todos los padres queremos tener.

Pero las cosas han cambiado mucho desde que Andrés ha aprendido a ejercer su derecho a la libertad y a explotar su voluntad. Ahora es común que interrumpa la plática más solemne con sus guturales palabras que todavía no nos significan nada... o que arrebate con sus cada día más hábiles manos cualquier objeto que se acerque a su radio de alcance... o que amenace la integridad física de alguna persona, víctima de alguno de sus juguetes o biberones que suele usar como proyectiles.

Subirlo en su andadera, o dejarlo gatear en el piso, es la expresión más nítida de su libertad. Es una guerra de estrategia la que tenemos que lidiar todos los días, para poner obstáculos cada vez mejor pensados, para que evitar que Andrés se meta a la cocina, o al baño, o se salga al patio.

Dejar fuera de su alcance los controles remotos, las llaves, los teléfonos celulares, y las monedas que siempre dejaba 'por ahí', son ahora cosas que debemos tener en mente para que sus sigilosas manos no las lleven a su boca.

Pero la toma de decisiones ya va más allá de poder dirigirse a un lugar, o escoger con qué jugar... o poder 'intentar' decir algo. Incluso se está haciendo muy selectivo para comer. Hace unos días me sorprendí que justo a su hora de comer, no aceptaba el té que le había preparado. Lo intenté una y otra vez, y simplemente no quería tomarse ese biberón... pero su llanto era un llanto clarito de hambre.

Lina, que va siempre un paso adelante que yo, y que por lo visto lo conoce mejor, le ofreció un bibi con leche y un chorrito de miel, que lo aceptó de inmediato, y que mientras lo bebía, me miraba fijamente, esperando que yo hubiera aprendido esa lección.

Lo que me aterra, es que esto es un enfrentamiento de voluntades que apenas comienza. Una guerra que se habrá de repetir generación tras generación, y que nos cambia de roles repentinamente, dejando de ser los hijos rebeldes, para convertirnos en los padres reformadores.

viernes, agosto 25, 2006

Hoy entendí a mis padres.

Muchas veces en mi vida, me había preguntado con mucha preocupación, si mis padres se sentían orgullosos de mí. Me preguntaba si tenía que hacer algo especial para que me quisieran más, o para que se sintieran contentos por tenerme como su hijo.

Esta mañana, mientras me vestía y contemplaba a mi hijo durmiendo plácidamente, con su respiración tranquila, y sus manitas relajadas, tumbadas en sus costados, y vestidito así, de blanco, sobre las sábanas blancas, me di cuenta que no es necesario que Andrés sea un buen estudiante, o que se gradúe alguna vez en la escuela de bomberos, o que sea un deportista destacado... Dormir, sólo necesita dormir, o comer, o sonreir o incluso llorar, para hacerme sentir muy orgulloso de él, para quererlo cada día más y para sentirme muy contento de tenerlo como mi hijo.

Y ahora, a 30 años de distancia, con mi hijo en brazos, puedo entender el orgullo que un padre puede sentir por su hijo; el orgullo que mi padre sintió por mí, apesar de que nunca fuí un buen estudiante, ni haber sido bombero, ni haber podido ser un buen deportista.

A.

viernes, mayo 26, 2006

Sí. Así es.

Me voy de la compañía.

Entiendo que para la gran mayoría de ustedes, esta decisión puede ser muy sorprendente y sobre todo inesperada. Incluso para quienes ya sabían que me habían ofrecido ya una oportunidad en otra empresa.

Me voy, y me voy así de repentinamente, porque es importante para mí y para mi nuevo gerente que me presente en mi nuevo puesto el próximo lunes. (En verdad que no pude posponer la fecha de presentación)

Sin embargo, a pesar del mal sabor de boca que esta repentina renuncia puede causar, espero que algún día me puedan entender y comprender.

De más está que les diga que Kodak para mí fue una gran catapulta. Mientras laboré para esta gran compañía, no sólo se reflejó un gran crecimiento en mi desarrollo profesional, y de eso, no sino que coincidió que en este periodo, cosas maravillosas ocurrieron en mi vida personal.

Muchos de ustedes, fueron testigos de mi obtención de grado en mi maestría... algunos de ustedes me acompañaron en mi boda... otros han sido testigos de lo que me ha costado comprar y acondicionar mi departamento nuevo... Y casi todos ustedes se dieron cuenta de la experiencia más intensa que he tenido en mi vida... El nacimiento de mi hijo.

Y todos estos eventos, cuando los recuerde, no podré evitar relacionarlos con mi enriquecedora experiencia que he vivido en compañía de todos mis compañeros de Kodak.

A pesar de lo increíble que ha sido esta experiencia, no me pude negar la oportunidad de buscar por otro lado condiciones que pudieran adaptarse más a mis necesidades personales y a las nuevas exigencias que demanda mi ahora creciente familia.

Desde hace ya varios días, casi 2 semanas, recibí y me interesó una oferta de trabajo para una compañía que me es muy familiar y que me promete retarme profesionalmente, así como darme la oportunidad de que mi nueva vida personal se pueda adaptar sin interferir en mi empleo.

Fuí muy exigente, y me costó mucho trabajo decidirme en cambiar de camiseta, y hoy, cuando tomé definitivamente la decisión, me pidieron que, junto con el resto del team en México, tome mi primer curso de capacitación que inicia el próximo lunes.

Entiendo que no es la manera en que se hacen las cosas por un profesional, que se precia de serlo, pero el sentirme ya entre dos jefes, es muy incómodo y siempre se corre el riesgo de quedar mal con uno de ellos, y lamentablemente, en este caso, no quiero que sea con el nuevo.

Así pues, el próximo lunes estaré aprendiendo otras cosas, conociendo otra gente, y creciendo ahora en otra compañía. Pero en mis recuerdos, siempre tendré presente que la mayor parte de mi crecimiento profesional lo hice aquí, junto con profesionales que me sirvieron de modelo, y de los que no puedo negar, me llevo muchas cosas.

Me voy, con un sentimiento más de tristeza que de alegría. Pero con una gran esperanza que me hace dar este paso tan importante.

Pero también me voy confiado que el mundo de los negocios ha desarrollado una movilidad sorprendente y no me extrañaría que pronto volvamos a trabajar juntos.

Quiero agradecer especialmente a Livier, a Nacho, y a mi equipo de planeación.

También quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todo el team de HG. Para Alberto, Edna, Lourdes, Efraín y Jorge, mis respetos y mi reconocimiento.

Alejandro Barragán
a_barragan_s@hotmail.com

"Cuando uno no vive como piensa,
acaba pensando como vive"

miércoles, mayo 10, 2006

Incrédulo, Andrés mira a sus desesperados padres, que no entienden lo que le pasa.
Ha explicado de distintas formas lo que le pasa, pero estos padres novatos, todavía no han podido captar el mensaje. De nada sirve ahora ser programador de computadoras o contadora pública... son incapaces de interpretar su llanto.

Ni la maestría, ni las especialidades, ni los diplomados podrán ayudarles ahora... Ni siquiera toda la experiencia profesional en sus trabajos, les puede dar alguna pista de lo que le pasa a Andrés.

¡Pobrecito Andrés! Ha llegado ya al límite de su paciencia y ha tenido que mostrarlo con gritos cada vez más intensos y desconsolados. Por otro lado, aturdidos, sus papás, han revisado ya el pañal, el biberón, la temperatura, el frío y el calor... Lo abrazan, lo ponen en su cuna, en la cama... le prenden, y apagan la luz. Nada funciona. ¡Pobrecito Andrés!, Debería ser más paciente con sus inexpertos padres... Ellos no tienen la culpa, sólo que nadie nació sabiendo ser padre.

No saben que lo que Andrés claramente pide, es que le canten una canción para poderse dormir.

Él es Andrés:



jueves, abril 06, 2006

"...habemus Elwerum!"

Mensaje por teléfono celular enviado a todos mis contactos en los primeros minutos despues del nacimiento de "Elwer".

miércoles, abril 05, 2006

Esta mañana, Lina, comenzó con contracciones que poco a poco se han ido haciendo más frecuentes e intensas.

Terminamos con los preparativos, y guardamos en la maleta los últimos detalles. Nos aseguramos de que el coche tenga suficiente gasolina y las llantas estén perfectamente infladas.

En la guantera están las tarjetas de los seguros y un mapa con las rutas alternas para llegar al hospital. Tenemos anotados los números de emergencia (como el celular del ginecólogo, el del hospital, el de una ambulancia) y los primeros contactos que sabrán cuándo sea la hora.

Incluso, el coche ya está guardado de reversa en la cochera, para salir de frente y de inmediato.

En casa, mi esposa tiene ya listo el mueble con toda la ropa que le pondremos... Está la bañera, el moisés y las cobijitas que usaremos.

Las lociones, jabones y champúes, pañales, talco, pomadas, biberones, baberos, gorritos... Todo está ya en su lugar, esperando que todo suceda en cualquier momento.

No he soltado mi teléfono, nuestro ginecólogo nos ha advertido que puede suceder en cualquier momento; cuando digo que en cualquier momento, está considerado el minuto mientras escribo estas líneas.

Hemos intentado imaginar mil veces cómo podría ser el momento del parto: Pero debe ser el síndrome del padre primerizo que nos bloqueamos en cualquier cosa y no lo hemos logrado.

Hace unos minutos, uno de mis mejores amigos, me preguntó que si ya sabía qué sería lo primero que le diría al tenerlo en mis brazos... y creo que es lo único que tengo claro hasta este momento... La única imágen que puedo traer a mi imaginación, y que muero de ganas de vivirla, es abrazarlo y decirle: "¿Cómo estás hijito?"

A.

jueves, marzo 02, 2006

Gaspar, Tomás, Toribio, Benito… Cada día que pasa, estamos más cerca de recibir a nuestro hijo.

El nerviosismo, ha cambiado de color, y ahora estamos procurando ir pensando en cómo cambiará nuestra vida.

Por lo pronto, la última vez que fuimos al supermercado, ya reconocimos el pasillo donde se exhiben los pañales desechables, los biberones y la ropa de bebés.

Jacinto, Federico, Romualdo... No tenemos claro cómo será vivir con un hijito. Y aunque es algo que no nos preocupa del todo, personalmente me tiene muy inquieto. Es algo con lo que había soñado tanto, tantas veces que no deja de emocionarme, pero la verdad, es que me preocupan los pequeños detalles.

Y me preocupa que se pase el tiempo y que un día descubra que mi hijo ha crecido y no pude hacer todo lo que tengo planeado para él.

Jonás, Igor, Jerónimo. Hoy tenemos ya muchas cosas pensadas para él. Hemos imaginado muchas situaciones y hasta nos hemos puesto de acuerdo en cómo resolver muchas de ellas. Todavía no nace y ya nos hemos esforzado por resolverle la vida.

Un ejemplo claro de esto, es que hoy, apenas a 45 días de su nacimiento, ya tenemos resuelto el asunto de su bautismo. Sabemos quiénes serán los padrinos, sabemos dónde y cuándo haremos la ceremonia... Incluso, tenemos ya preparados los detalles de la recepción, como el menú, la música, el salón... Ya hasta, hemos empezado a hacer la lista de invitados.

Pero cuando he repasado por mi mente la redacción de la invitación, me doy cuenta que no hemos resuelto un asunto mucho más urgente que definir su educación primaria. Me doy cuenta que no hemos decidido cuál será el nombre que usará toda su vida.

Nos hemos acostumbrado a decirle "Elwer", que habíamos pasado por alto que nuestro hijo merece un nombre como tal. Un nombre de verdad, pues.

Lina, mi amada esposa, me ha insistido en hacer un ejercicio que consiste en que ella haría una lista con sus 10 nombres favoritos, y que yo haría otra lista con los míos... entonces, las compararíamos y si hay coincidencias, entre esos nombres estaría el elegido... si no, pues ya tendríamos un universo de 20 nombres para decidirlo... y aunque ella terminó hace ya varios días la suya, por una u otra razón no había podido concentrarme y hacer la mía.

Quizá era necesario ver un nuevo ultrasonido, y asegurarme que era niño, y volver a sentir esa emoción de verlo moverse a través de una pantalla monocromática.

Antier, mientras le hacían el ultrasonido, cuando le pregunté al doctor expresamente si estaba seguro de que mi hijo sería hombre, su respuesta fue más que contundente:

-"si este bebé fuera niña, tendríamos que ir pensando en qué le vamos a hacer a ese bulto que tiene entre las piernas..."

Ante esta afirmación, mi cabeza se llenó de nombres y apenas ahora le he podido dar forma a mi lista preliminar.

Espero que en estos días, salga humo blanco y podamos por fin, hablarle a nuestro hijo con su nombre definitivo.

Seguro que no será fácil. Seguro no será una tarea sencilla. Pero sabemos de la seriedad de dicha empresa y prometo que haremos lo posible para encontrarle un buen nombre, aún a sabiendas de que no será un nombre que le agrade a todos, pero que de seguro nos tiene que gustar a los padres.

Por lo pronto, podemos asegurar que no será Abrilo, ni Elwer.

A.

jueves, noviembre 17, 2005

Anteayer, fuimos mi esposa y yo a visitar al ginecólogo a la revisión de rutina.

Teníamos programando un ultrasonido que prometía tener la habilidad de ver muchos detalles del desarrollo de nuestro bebé. El doctor haría mediciones y vería detalles que nos daría pistas de la salud de nuestro hijo. Pero lo más importante, y lo que más me atraía de ese estudio era precisamente que podríamos ver su sexo y sabíamos que al final de esa sesión, sabríamos por fín, si nuestro hijo sería niño o niña.

El doctor preparó todo el proceso y cuando la imagen se empezó a ver en su monitor, borroso, y en blanco y negro, el doctor en un plan de jugueteo, y con un muy buen sentido del humor, comenzó ha platicar con los evidentemente nerviosos nuevos padres.

- Señora, ¿qué quiere que sea?
-"Mmmm... no sé; Lo que sea"
- ¿Cómo que lo que sea?
- "¡Sí... lo que sea!...mmm... ¿niño?"
- Ahí está el cerebro; sus lóbulos...; eso que se ve ahí es su orejita, y ahí están sus ojitos...
- "¿De qué color serán, doctor?"- Pregunté ansioso.
- jejeje, eso todavía no se puede ver con este ultrasonido... pero miren, ahí está su otra oreja... su cerebelo: per-fec-to.

Eso que parpadea es su corazón... tiene un ritmo normal. Sus pulmones, riñones, hígado... sus bracitos. ...3, 4, 5; 4, 5... dedos completos. Y en sus pies también.

Ese es su intestino... ¡Y mire ahí! ¿Dígame qué vé?

- "¡Ah! ¡Salió a su padre!"- Dije emocionado mirando el monitor del ultrasonido.
- Ese es el cordón umbilical, señor, no sea presumido...
- "Bueno... mmjum... yo también tuve un cordón umbilical...!" me defendí apenado.
- Si es niña, ¿cómo se llamará?
- "Abril". Dijo mi esposa.
- ¿Y si fuera niño?
- "...Abrilo...". Dije y dudé al mismo tiempo.
- Jejeje... ¡qué bueno que no eligieron el nombre de Ana!
- "¿¡Entonces qué es, doctor!?" Me impacientaba.
- Lo único que les puedo decir, es que les recomiendo que busquen un nombre mejor que "Abrilo".

En ese momento, la sangre me heló la espalda y mis ojos se cubrieron de una lágrima muy delgadita y muy dulce...

Y estaba ahí mi bella esposa, tendida en el sillón con ese aparato-espía en el abdomen... sonriendo y disfrutando mi abrazo a distancia.

Sólo recuerdo que di un aplauso muy fuerte para poder controlar mis emociones.

El caso es que ahí, sin importarme que el doctor estuviera entre nosotros, quise comerme a besos a mi güerita, y tocarla, abrazarla, y comenzar de nuevo a platicar en lo que haremos cuando venga.

Ahora podríamos hablarle a nuestro hijo con el género correcto, podríamos empezar a darle una personalidad, y si nos esforzamos un poco, hasta podríamos imaginarlo.

Todo ese día, estuve pensando en las dos posibilidades a las que estábamos expuestos... y aunque Lina y yo ya habíamos platicado algo al respecto, no había sido claro definir qué era lo que realmente queríamos.

Yo le decía que me parecía que tener un hijo, haría más fácil para mí hacer la tarea de padre... que ya tengo pensados muchos discursos que inconscientemente están dirigidos a un niño; y que me costaba más trabajo pensar en hablar con una hija.

Y la verdad es que me consta que desde las primeras semanas de nuestro embarazo, Lina siempre tuvo la certeza de que ahí venía un muchachito.

Curiosamente, encontrar un nombre para niña, nos llevó apenas unos cuantos minutos y llevamos varias semanas buscando el nombre para nuestro hijo.

En lo que coincidimos de inmediato, fue en seguir el consejo del doctor y dejaremos de lado, la opción de "Abrilo".

A.

jueves, agosto 18, 2005

Hace unos días, había escrito que la gente me preguntaba a menudo que cuándo ibamos a tener un hijo; y la idea aunque siempre me ha parecido interesante y atractiva, y aunque siempre dije que ya estaba listo para ser padre, era una situación que simplemente veía muy lejos en mi vida.
Apenas hace unos cuantos días, seguramente recibiste un mail en que decía que llegar a los 30 no significaba dejar de ser el muchacho jovial y alegre que he sido durante todos mis 20's. Que me aferraría a esa lúdica edad en la que se actua con libertad y sin medida.

Ayer, apenas ayer, me enteré que ya estamos esperando un hijo.

Mi amada esposa -Lina- y yo recibimos la noticia con un gesto que podría confundirse en varios sentimientos.

Sorpresivo, fulminante, destellante.

Como iniciar el vertiginoso descenso en la montaña rusa más alta del mundo.

Como mantenerte en caída libre esperando caer al agua fría.

Como sentir que la sangre corre más rápido que de costumbre... como si todas las ideas y pensamientos se avalanzaran y te golpearan todas en un instante y simplemente no puedes verlas todas.

Así se siente.

Alegría. Emoción. Miedo.

No nos lo esperábamos. No en este momento... Yo decía que ya estaba listo; yo decía que quería ser padre; yo quería educar un hijo. Se ha cumplido mi deseo más pronto de lo que tenía planeado.

Es momento de enseñarle a alguien el mundo en que vivimos.

Enseñarle a caminar, a hablar, a jugar.

Enseñarle valores, sentimientos, responsabilidades.

Darle la oportunidad de que sea independiente y que aprenda a amar a su padre ya su madre.

Tenemos el reto de desarrollar su inteligencia... de que aproveche todos los recursos que podremos poner a su disposición...

Tendremos el reto de enseñarnos a ser padres. De aprender a abrazarlo, a cuidarlo, a alimentarlo.

De quererlo sin mimarlo, de soltarlo sin lastimarlo, de que aprenda a volar sin que nos deje.

Lina y yo estamos muy contentos, abrazados en una semilla humana que está en su cuenta regresiva para explotar.

Esperando que llegue y que podamos vernos en sus ojos y que podamos vernos a travez de sus ojos, y que podamos abrazar esa piel que será nuestra piel, y cuidar esa sangre que es nuestra sangre.

Quiero oírle llorar y componerle una melodía,
mirar cuando duerme y escribirle poesías,
quiero vivir sus sonrisas y entregarle mi vida.

Espero poder expresar esto que me pasa. Este sentimiento de sentir que crece una parte de mí en el vientre de Lina. De que en verdad somos ya uno solo.

De que ya no estamos solos.

Súbitamente, ha cambiado mi visión del mundo. Derrepente, la idea de vivir cada uno de los años que cumplo, se ha convertido en un deseo incontenible. Vivir mis treintas como un padre jóven, mis cuarentas, como educador de un adolescente y mis cincuentas, y mis sesentas...
Empiezo a entender el significado de la vida, y lo importante que es saber disfrutar la parte que nos está tocando vivir en cada momento.

Un abrazo lleno de felicidad.

A.