viernes, marzo 23, 2007

La inocencia de un bebé de un año le permite a su padre regalarle una sonrisa sólo llevándolo a una alberca.

En medio de un México lleno de problemas, ¿qué culpa tiene Andrés de que su padre no deje de pensar en ellos? Así que el fin de semana pasado, junto con unos amigos muy cercanos, decidimos, por un momento, dejar a un lado tanta teoría y concentrarnos en disfrutar la sonrisa de nuestros hijos.

¿Cuánto vale ver sonreir tan genuinamente a tu hijo?

Andrés y su padre, refrescandose despreocupadamente en una alberca con vista al océano Pacífico.

jueves, marzo 22, 2007

Teóricamente todos somos iguales. La libertad, es inherente a la igualdad. Si somos iguales, tenemos los mismos derechos.

Comentarios recientes en mi blog, me motivan a escribir este post, con la única intención de tratar de poner en claro mi posición respecto a varios temas relacionados.

Decía, que las libertades individuales son producto de la aceptación de la igualdad de los individuos. Repito: "Si somos iguales, tenemos los mismos derechos"

En esa libertad, incluye el derecho a pensar como cada quien quiera. Tener la religión que mejor le parezca y, en función de esa difícil elección, todas las decisiones que se deriven de ese código de moral.

Lógico es, que en diferentes códigos de moral, habrá, afortunadamente, posiciones en conflicto, y una gama muy amplia de ejemplos que nos servirán a todos, a elegir de todo lo que vemos, lo que más nos conviene o nos gusta para nosotros.

Esos códigos morales, con el paso del tiempo, de las vivencias experimentadas, con las relaciones, amistades, etc, podrá ir variando a gusto y elección de cada persona. Y en la medida en que se haga sin presiones, y de manera autónoma, cada persona estará ejerciendo su derecho a esa libertad.

Lo criticable, para mi punto de vista, no son las etiquetas que marginan y señalan a los grupos con "morales" similares -que no es lo deseable, claro-. Lo que a mí me preocupa en particular, es que la ley no asegura ese derecho que debería ser natural. Lo preocupante, es que se legisle en función a un código moral que no es compartido por toda la gente que vive en este país. Y que sólo son los grupos influyentes y poderosos los que hasta hace unos días, podían definir el comportamiento colectivo. (?)

Legislar en este sentido de las libertades, es sin duda "liberalismo". En México, este liberalismo social, es liderado por la "izquierda", y su contrapeso son esos grupos de "derecha", que casi en la mayoría de los casos, tienen una estrecha relación con grupos religiosos católicos.

Sin embargo, esa misma izquierda liberal, es tambien el contrapeso de un liberalismo económico impulsado por esa misma derecha. (¡uf! ¡Vaya paradoja!)

Es entonces, la oportunidad para que un tercer grupo, autodenominado "centro", o "izquierda moderada", que abandera la mayoría de los "liberalismos".

Pero, a pesar de lo influyente que se ha vuelto este grupo que impulsa TODO tipo de reformas liberales (sociales y económicas), yo todavía no estoy seguro de que en México estemos listos para "liberarnos" económicamente. ¿Porqué? Porque económicamente no hay igualdad en nuestro país.

Porque en esa competencia que debería significar esta "liberación", las reglas del juego permiten que uno pueda tener la inmensa mayoría de las canicas en sus bolsillos. Porque en esta carrera que significa el libre mercado, hay quienes ya arrancaron sus autos, y habemos quienes no tenemos dinero para tomar un camión. Porque aunque teóricamente todos tenemos la misma oportunidad, todavía hay millones de mexicanos sin acceso a la educación. Otros millones con acceso a una educación muy limitada, y pocos, muy pocos miles de mexicanos, pueden prepararse para entender las reglas de nuestro mercado y conformarse con saber que tienen acceso a esa "carrera" aunque bien saben que no existe manera de competir contra esos poquísimos cientos de mexicanos que sujetan las riendas de todo lo que se mueve en nuestro país.

Yo creo, sin querer sonar a uno de esos izquierdosos radicales, que las condiciones económicas en nuestro país no está listas para continuar con las reglas que se han puesto en los últimos años... que el que tiene más canicas, terminará con todas, que el que ha arrancado en primer lugar será el único que llegue a la meta, que el que se educa, podrá seguir abusando de los analfabetos.

Mi punto es, que si seguimos en jugando este injusto juego, pretendiendo defender las libertades económicas, no se está logrando el objetivo de la libertad, que es que todos podamos ser iguales y tener las mismas oportunidades.

Pretender esto, es, disculpen la burda comparación, como hablar de derechos humanos, e igualdad de derechos, en una sociedad donde se practique la esclavitud.

miércoles, marzo 21, 2007

Ayer estuvimos en el funeral de la mamá de Jennifer.

Fue muy conmovedor, como cualquier funeral de una madre de hijos muy jóvenes todavía.

Todos los funerales, siempre me obligan a la reflexión sobre la muerte. Es un hecho, todos vamos a morir tarde o temprano, pero eso no es en lo que pienso.

La pesadilla más terrible que tuve en mi niñez, fue precisamente, soñar que morían mis padres, y esa sola idea, era capaz de hacer que se me nublaran los ojos y me dieran muchas ganas de pedirle a mis padres que nunca se murieran...

Con el paso del tiempo, la muerte ya era una posibilidad que consideraba ahora para mí mismo y cuando salía de una velación de algún difunto, aprovechaba la reflexión para decirle a mis padres y hermanos que si yo partía antes que ellos, supieran que había vivido una vida muy completa y que no me arrepentía de nada de lo que había hecho... Hacía esto, como una especie de preparación por si me tocaba morir primero... Sin querer, poco a poco, con el paso de los años, y de muchas reflexiones, he ido considerando, ya con menos terror, que algún día mis padres tambien morirán, y que, a pesar de lo mucho que los amo, no podemos hacer nada para evitarlo...

Pero ayer, en la misa, cuando ví las muecas de dolor de Jenny y de su hermanito de apenas 15 años de edad, un miedo nuevo se apoderó de mis pensamientos. Siempre había temido por la muerte de mis seres queridos, y de alguna manera, mi propia muerte, no me había causado tanto conflicto hasta ahora.

Me da miedo morir y dejar solos a Lina y a Andrés. Me da mucho miedo dejar a Andrés.

Ayer, en la iglesia, mientras pensaba en eso, me di cuenta de lo frágil que es la vida y de cómo mi muerte ahora afecta a personas que dependen de mí... y de cómo, morir ahora, me deja sin la oportunidad de escuchar la primer palabra de mi hijo, o no podré enseñarlo a andar en bicicleta... o a leer, o no podré darle un abrazo en las navidades, o hacerle las tareas, o llevarlo a la secundaria, ni tendría la oportunidad de que algún día, me diga llorando que soñó que yo moría...

Ahora que lo veo desde otro punto de vista, ahora como padre, me doy cuenta que me hacen falta por hacer tantas cosas, y es ahora, sin duda, la primera vez que me aterra morir, y dejar a la mitad el proyecto más importante de mi vida.

martes, marzo 20, 2007

La semana pasada, me acerqué a una de esas 'bolitas' de amigas que se juntan a fumar, con la única intención de hacerme de una buena compañía y para no fumar solo.

Llegué justo cuando condenaban las iniciativas esas de la sociedad de convivencia que se sigue discutiendo en el DF... Poco faltó para que anunciaran el fin del mundo por permitir el pecado de la unión legal de homosexuales.

Usaban ese tipo de argumentos que usa Abascal, de la 'naturalidad' de la unión de un hombre y una mujer, que si está en contra de Dios, y que si por culpa de tanto 'degenere' a todos nos terminará chupando el diablo.

Yo sólo mantenía una sonrisa incrédula.

Una de ellas, luego-luego trajo el tema del aborto, y de cómo todos los legisladores locales del DF del PRD deberían ser excomulgados inmediatamente.

¿Cómo era posible que atentaran de esa manera contra la vida? No les cabía en la cabeza semejante aberración.

Y entonces, no soporté las ganas de opinar: "Y aunque fuera legal el aborto... ¿Tú abortarías?"
Y antes de contestarme, el humo de su cigarro se le atoró en el pescuezo, y se le saltaron los ojos: "¡Claro que no!", contestó sin pensarlo mucho, y en un tono que asumía que su respuesta sería obvia... "Y si fuera legal que pudieras tener una unión legal con otra mujer, ¿Lo harías?". -"¡Tampoco!", y ahora me miraban todas de esa forma en la que te exigen que continúes o te calles de una buena vez...

Así que seguí.

"Lo que pasa es que seguramente hay personas que sí están dispuestas a tener una unión legal con alguien de su mismo sexo y seguramente también habrá mujeres que quieren una opción legal para el abor..."-"Pero eso es pecado, es atentar contra la vida... y eso lo prohibe Dios!".

[En verdad es muy complicado poder hacer entender algo tan sencillo como 'las libertades individuales' a una persona con principios morales tan inflexibles y que además pretende que los deberíamos compartir y respetar todos los que los rodeamos]

Encendimos el segundo cigarrillo, y la charla comenzó a tomar tonos más fuertes y en el campo de esta batalla moralina, 4 representantes de la voluntad del mismísimo Dios, estaban en mi contra, ya cuestionando mi propia fé.

-"Esque entiendan que en este mundo tan plural, hay personas con moral más relajada..." decía yo, para defenderme ya en un tono mas bien conciliador... que en todo caso, cada quien es responsable de sus decisiones y que en la conciencia de cada quien caerá la culpa de los actos indebidos...

Una de ellas ya había considerado que la furia de Dios podría afectarnos incluso a quienes no somos pecadores... (sic)

Sin conseguir llegar a un acuerdo, -ni siquiera somos nosotros los legisladores- no quise apagar mi tercer cigarrillo sin dejar bien en claro cuál era mi posición:

"...pues yo estoy de acuerdo que la ley contemple voluntades que no afecten a terceros... que si te quieres casar con alguien de tu mismo sexo, cásate. Que si quieres abortar, aborta... que si no quieres ni casarte en una boda gay, ni quieres abortar, pues ni te cases ni abortes..." Además, para terminar mi discurso, utilicé una frase muy popular, que hace referencia a un papalote y a cómo cada quién puede hacer lo que le venga en gana.

Apagué enérgicamente el cigarrillo, y regresé al salón de donde había salido tan inoportunamente.

Pero no he podido abandonar el tema... Lo traigo vueta y vuelta en mi cabeza... y me di cuenta de cómo, hay personas que tienen ese afán de seguir tomando deciciones por los demás, y cómo esas mismas personas que consideran tener en su poder las reglas de comportamiento, intentan imponerlas a personas con la misma libertad de hacer lo que su educación, formación, entorno social y experiencia le dicte.

¿Quién puede decir qué es lo correcto? ¿En función de qué? ¿Comparado con qué?

Hasta cuándo nos vamos a dar cuénta que convivimos con personas con diferentes códigos morales, diferentes religiones, formas de pensar... incluso diferentes condiciones socioculturales y económicas, y que en todo ese mosaico de diferencias, la única manera de lograr la convivencia, es respetando las formas de pensar de los demás, y dejar de una vez por todas, que cada quién haga de su culo un papalote.

viernes, marzo 16, 2007

Hoy tengo una de esas oportunidades
que sólo se presentan dos veces en la vida.

...la primera vez la dejé ir...

jueves, marzo 15, 2007

Apuntes para una acalorada charla en la playa.

Siento muy raro, no sé si sentirme bien, contento, o comprometido con los pocos -muy pocos- comentarios que he recibido en mi blog.

El post en el que más comentarios he recibido, fué precisamente en un post que sale levemente del objetivo principal de este blog. Eso me hace pensar que la polémica de la política en México, que la materia económica, que este tipo de temas más escabrosos, son más rentables que hacer comentarios de anécdotas que no llevan a nadie a ninguna reflexión o simplemente a ningún lado.

Este post en particular, el inmediato anterior a éste, invitó a mis amigos a dedicarme sus comentarios... Hay uno, en particular, al que le quiero dedicar este post.

No es una respuesta formal. No. Seguramente, si pudieron leer tambien su comentario, en realidad, me convoca, a qué, aprovechando que iremos con nuestras familias a una playa del Pacífico, lo discutamos en persona... ¡Y cómo negar esa invitación! Si ya estaremos ahí, debajo de una palapa, con una hielera llena de cervezas, con nuestras esposas, ahí tambien, junto a nosotros, y nuestros hijos, haciendo castillos de arena. Porqué no traer de nuevo y poner en la misma mesa donde estará el ceviche, nuestros puntos de vista.

La verdadera intención de este nuevo post, es practicar, y hasta cierto punto, ordenar las ideas con las que debatiré este próximo fin de semana.

Trataré, en primer lugar, de aclarar, que nunca he dudado de la opinión que pudiera tener Calderón respecto a los monopolios... Es más, me atrevo a asegurar, que si hicieramos una encuesta en el Congreso de la Unión, una aplastante mayoría manifestará su desacuerdo con los monopolios... quizá se atrevan a mencionar al Señor de los Teléfonos... pero esa opinión personal, como la de Calderón, o como la de Zedillo, o como la de Salinas, no sirve de nada, mientras sus acciones no indiquen que pueden hacer algo para mejorar las cosas. Es decir, la demagogia, no nos resolverá nunca ninguno de nuestros problemas. Y sí. Digo demagogia, porque esos discursos "pro-libre-mercado", no sirven de nada sin las iniciativas de ley correspondientes.

Por otro lado, AMLO, quien en su campaña se rumoró, -nunca se probó- que era finananciado por Slim, y que francamente no lo dudo, tambien tenía ese mismo discurso antimolopólico. Pero él iba más lejos: Amenazó con quitar todos los beneficios fiscales y apoyos del gobierno a todas esas mafias que dominaban económicamente los mercados. Ese discurso, que según mi entender era dirigido a las cúpulas, fué malamente interpretado por el CCE, que aunque tambien empresarios, tambien poderosos, nunca de la misma envergadura... (De ahí que luego-luego respingaron: "Nosotros sí pagamos impuestos!"... AMLO les debió contestar: "Claro que sí, pendejos, el mensaje no es para ustedes", sin duda, era para su supuesto patrocinador...).

Por cierto, digo que no dudo que Slim hubiera financiado a la campaña de AMLO. Mientras la política sea un negocio, que lo es, Slim estará metido financiando no solo las campañas de izquierda, sino las de derecha y hasta las de juguete.

La intención de mi post, no era, mucho menos, sigerir que si AMLO fuera el presidente de México eso acabaría. No. Tampoco quiero decir que Calderón lo promueve. Tampoco. Sólo trataba de describir la situación actual del mercado y mi inconformidad con toda esa basura. Escribí, sólo para dar mi punto de vista de lo que pasa, según mi entender.

De pasada, hago una crítica, pero no sólo a los gobiernos ejecutivos de los últimos años, sino a los poderes en general, que, desde que este país ha girado a la derecha, se han propiciado las condiciones para que un solo hombre hubiera podido ganar sólo en 2006, USD$49,000,000,000, en medio de un país que apesar de los fantásticos números macroeconómicos, y de esta supuesta estabilidad, la pobreza se sigue tragando a más y más millones de mexicanos sin piedad alguna.

No, Esteban, queridos lectores. No es contra Calderón, ni a favor de AMLO. Es contra este sistema en el que estamos metidos, del que todos somos víctimas, y donde, todo parece indicar, los que deben defendernos, son los principales cómplices.

Este fin de semana, vistiendo sólo unas bermudas, unas sandalias y unos lentes para el sol, no habrá bloqueador solar que nos proteja de tan acalorada discusión al respecto... Lo presiento.

jueves, marzo 01, 2007

No es un secreto, pero tampoco es muy difundido, que los servicios de telefonía fija y celular, la televisión por cable y los servicios de internet en México tienen las tarifas más altas del mundo.

Eso, de entrada, nos da una idea muy clara de cómo es que en tan pocos años, Slim ha escalado en los peldaños de la escala de los hombres más ricos del mundo. Y por otro lado, el crecimiento del poder político y económico que el Grupo Televisa ha conquistado.

Ambos corporativos, con presencia en muchos países, dueños del oligopolio de sus sectores en nuestro país, son intocables por sus "competencias" y por reglas de competencia más justas.

Lo injusto, lo inmoral, es que es, precisamente en nuestro país, donde las tarifas de los servicios que prestan rebasan el límite de lo racional. Mientras en otros países, latinoamericanos, por ejemplo, entran a los mercados con precios competitivos, no se le ve final al abuso que por años, han sangrado a las clases medias de México.

El famoso "triple play", que pretende poner en un sólo cable señal de internet, televisión y telefonía, en escencia, debería significar un ajuste inmediato a los costos de tan necesarios servicios, pero no lo será. Y no lo será, porque en las cúpulas, nadie está dispuesto a dejar de ganar dinero a manos llenas. Seguramente, se alíen o nó Slim y Azcárraga, en algo estarán de acuerdo: Con este mercado tan grande, cautivo y consumidor, no se considerará bajar estos escandalosos precios.

Soy un tipo que trabaja para la iniciativa privada. He trabajado para empresas gringas desde que terminé la universidad. Y por cuestiones de trabajo, me he dado cuenta de los márgenes con los que se operan; estas compañías y los mayoristas, distribuidores y revendedores. Sé lo que cuesta ganarse el dinero, y sé lo que estos empresarios, medianos y chicos, están dispuestos a trabajar honradamente para hacer un patrimonio para sus familias. En eso estoy de acuerdo. Pero nadie de esa clase media, tiene a su alcance la posibilidad de ganarle el puesto que tiene Slim en la revista Forbes, por ejemplo.

Y es injusto, inmoral, insisto, que éstos oligopolios tengan márgenes de utilidad que rayan en lo absurdo.

Me tachan de "populista", cuando, sugiero que desde las instancias legales, se pudiera regular esto y se detenga este robo que hoy por hoy es permitido por las reglas actuales. Y me hace sospechar, que a ojos vistos, los políticos que podrían hacer algo para "homologar" estos márgenes con los de otros países del mundo, son sobornados, o se les impide, con los fraudes más descarados, que lleguen a posiciones políticas que pudiera atarles las manos.

Lo mismo pasa con los Salinas-Pliego, con los Coppel, con las tasas y comisiones bancarias -que en México, tambien son escandalosas- y nadie es capaz de hacer nada.

Tengo una hipótesis: Si el combate a la pobreza en México comenzara regulando los abusos de estas, y otras compañías, la riqueza, de manera natural, se podrá distribuir en más manos.

Imagino que a estos empresarios, privilegiados, era a los que se refería AMLO, cuando decía de quitarles todo tipo de subsidios y apoyos. Francamente dudo que se refiriera a los millones de empresarios que día a día salen a romperse el alma. Lástima que éstos mismos, siempre se sintieron aludidos, creyéndose, quizá del mismo tamaño que éstos que nos chupan la sangre todos los días, sin que nos demos cuenta.
En voz de Andrés Manuel, sonaba utópico y populista.
hoy es una realidad... y lo celebro.
Quiero pedir una copa de whiskey, para ver si me puedo tragar este nudo que tengo en la garganta.

Mientras escribía el post anterior, y mientras trataba de enumerar las anécdotas que he vivido con Andrés, no pude evitar recordar, tambien, escenas que me llenaron de nostalgia.

Traje a mi memoria, por ejemplo, esa escena cotidiana de cuando me despido, y con su manita me dice "adiós", mientras sus ojitos se llenan de lágrimas y en su boca aparece en automático esa mueca de llanto que me rompe el corazón.

O cuando regreso y abro la puerta, y corre con su andadera para encontrarme y enseñarme sus cuatro dientitos en esa enorme sonrisa, y cuando estira sus brazos para pedirme que lo abrace.

Y cuando lo abrazo, y me jala el pelo, y me dice cosas que pretendo entender. O cuando le doy su biberón, y me mira, apacible, mientras bebe.

Y mientras más recuerdo, más necesito de un licor muy fuerte. Que me quite este dolor, o me de sueño... porque el que tiene problemas para dormir, ahora soy yo.
Dormir a Andrés ha sido un arte que todavía no hemos dominado.

Cada noche, la receta para dormirlo es diferente. Mecerlo en su cuna, o arrullarlo en los brazos, debería ser suficiente, pero con Andrés, nunca es predecible. Lo que una noche funciona, no siempre es garantía de tener el mismo resultado la noche siguiente. Cantarle por las noches, en ocasiones ha funcionado... Una vez, Lina le cantó esa famosa canción de los elefantes que uno por uno se iban subiendo a una telaraña... y con eso tuvo... pero a la noche siguiente, Lina perdió la cuenta y el número de elefantes era tan grande que ya no rimaba en la canción.

Otra noche, le canté una de esas canciones de cuna que las abuelas usaban muy eficientemente para dormir a los niños y lo logré. Tras repetir la fórmula, con esa misma canción le provoqué cólico.

Hemos intentado de todo. Una teoría era que debíamos cansarlo para agotar su reserva de energía. El método fué bueno sólo para mí, pues esa noche, rendido, dormí como un verdadero angelito.

A veces, Andrés no para de reir y con esas increíbles ganas de gatear y juguetear por todos lados... pero a veces, llora y no hay poder humano que lo consuele y nos deje dormir a nosotros y a los vecinos.

Esta actividad nocturna de dormir a Andrés, es a veces, como armar un rompecabezas diferente cada noche... y como todo juego de mesa, es tambien, en ocasiones muy divertido. Es además, una de esas actividades donde mi jóven familia se reune en una habitación, y podemos estar juntos y abrazados.

Y al final, después de lo fácil o difícil que hubiera sido dormirlo, cuando termina metido en la cama, en medio de los dos, y cuando gira y pone su pequeña mano en mi cara, me hace sentir muy feliz.

Hoy, que estoy descalzo, en una cama ajena, chateando con quién esté conectado y navegando por los canales de la televisión, y despues de cenarme un club sandwich, me doy cuenta de lo mucho que echo de menos a Lina y a mi hijo.

¿Y cómo no extrañar a este angelito?



Andrés, en su cuna, quien para no variar, no se ha querido dormir.