viernes, septiembre 28, 2007

En la prensa el día de hoy, salió la siguiente caricatura de "el Fisgón":




Quizá al hombre alto, gordo que representa al gobierno, o a cualquier otra expresión de algún grupo de poder, le faltó agregar en su consejo, que esta alza de precios era precisamente por el bien de los miserables con los que habla.

Podría agregar además: "Acaso, ustedes, pobres, de izquierda, no están contentos con que el gobierno esté recaudando más? si con este dinero los vamos a beneficiar!"

Entonces, la pareja de pobres que representan a la mitad de los vivimos en este país, podrían agregar a su globo de texto una respuesta como: "... si me quieres ayudar, podrías comenzar evitando chingarme..."

En nombre de Dios, y en nombre de los pobres, está comprobado por la historia, se han hecho las peores barbaridades a la misma humanidad... a los grupos más desprotegidos... El que ahora, Felipe Calderón, pretenda vendernos una reforma fiscal teniendo como discurso el acabar con la pobreza, me parece a mí, tan increíble, como justificar su solicitud de incremento salarial con el mismo propósito.

Existen TANTAS opciones para lograr combatir el hambre, y traer progreso a las zonas más marginadas, tan sencillas, que resulta patético centrarse en una, que, como efecto secundario, trae una inflación que hace que cualquier avance, dé unos pasitos para atras.

Entonces, es válido cuestionar si en verdad los grupos de poder están interesados en combatir la pobreza. ¿Les convendría a ellos, a los políticos, a los ricos de este país compartir un pastel, con tanta chusma?

Y el asunto va más allá de una elección y de filias y fobias... y de ardores electorales... el asunto, mi punto, está centrado en que a mí, por pura humanidad, sí me gustaría que se hicieran acciones inmediatas y contundentes que le den a ese México de segunda una oportunidad, y me dá mucho coraje, que avanzando en la dirección opuesta, salgan los políticos y digan que todo lo hacen por el pueblo, y éste, pendejo, lo siga creyendo y siga votando por ellos mismos. De eso hablo...

En un país donde se puede decir que se ayuda a los pobres y se los chingan, donde se puede robar y exhibir lo robado, donde se hace trampa en lo más elemental de la democracia, donde la corrupción y la tranza se consume los impuestos, donde la gente que más tiene se hace más rica cada día, y los más pobres se siguen muriendo de hambre, no se le puede pedir a la gente que se resigne, no se le puede decir a la gente que estamos avanzando, o que se espere a la próxima elección.

Lo único que nos queda a los que no podemos hacer nada, es levantar la voz y decirle a los poderosos que no les creemos.

miércoles, septiembre 26, 2007

No sé si llamarlo indignación, o si deba disfrutarlo.

Hace unos minutos, accidentalmente me chuté un mensaje en cadena nacional donde Felipe Calderón anunciaba la suspención temporal de la puesta en vigor del gasolinazo.

No puedo creer tanto cinismo, tanta hipocresía, tanta falsedad... lo mejor de todo es que mañana, puedo apostar, se escucharán comentarios que agradecen el acto heróico del "presidente de la mano firme", de parar las alzas de los energéticos, y con esto, no afectar la economía de las familias más pobres del país...

Pero nadie mencionará que la tregua es temporal y que al igual que hoy, las familias más pobres del país lo serán tambien el próximo enero... tampoco se dirá que el alza de los precios que obligó al presidente a echarse para atras, fué causado por él, aunque, traicionando su propio discurso del viernes pasado, culpe a los diputados y gobernadores, aunque sean de su partido (el PRIAN).

Podemos o no estar de acuerdo en que el Estado necesita más dinero; pero hubo propuestas de personajes políticos que sugerían que antes que cualquier reforma fiscal, se debería optimizar el ingreso, y con calculos sobrados, se podía comprobar que todas estas alzas eran innecesarias si se ahorraba y se dejaba de despilfarrar en un gobierno que hoy nos cuesta más de 25 centavos de cada peso... No. Calderón tenía que lograr su capricho de una reforma fiscal y un gasolinazo, y ante las voces de quienes alertaban de efectos inflacionarios, con oídos sordos, se armó y aprobó una ley que fué celebrada con bombo y platillo por quienes todavía en su miopía no eran capaces de ver que una ola de aumentos haría tanta presión en los pinos.

Hoy, cobarde y mentiroso, Calderón niega la autoría intelectual del gasolinazo y se deslinda de sus efectos. Se pinta como un héroe, defendiendo, aunque sea efímera y falsamente, la economía de los más necesitados; pero más claro que nunca, es evidente que ha tirado una piedra y no sabe dónde esconder la mano, y peor aún, amenaza con que esa piedra volverá a ser tirada muy pronto.

¿Pero porqué tuvo que frenar el aumento de las gasolinas? Si ya se le había advertido los efectos inflacionarios de la medida, ¿de qué se sorprende?, y si no sabía que eso podía suceder, entonces, hoy debemos ser más los preocupados por las pendejadas de los próximos años.

Habrá, como siempre, voces defendiendo lo indefendible, y buscarán matices justificadores a lo que hoy está más que negro... Pero lo que es muy evidente es que muy pocos meses fueron suficientes para darnos la razón a quienes siempre dudamos de su capacidad y sus intenciones.

Apenas unos meses fueron necesarios para demostrarnos a todos quién es el verdadero peligro para México.

martes, septiembre 25, 2007

Ella viaja mucho. Es una importante ejecutiva de una marca muy prestigiada. Es además, muy bonita.

En esta ocasión, como casi siempre, viaja ligera de equipaje. Una bolsa de mano, un portafolios para su computadora y una pequeña maleta donde pone justo lo necesario para su estancia.

En la entrada del hotel, ha robado las miradas más penetrantes de la noche. Con esa belleza, y esa refinada y elegante forma de caminar, es imposible pasar desapercivida. Su saco y su pantalón denotan una figura muy atractiva, que además de miradas, logran robar suspiros y muchos comentarios en silencio.

Regresa cansada de la oficina. La jornada ha sido muy intensa, como lo han sido en las últimas semanas. Y sin importarle todas las posibilidades que tenía para salir, ha decidido, dedicarse unos minutos, y quedarse en la habitación del hotel. Tomar un baño caliente en la tina y dormir, prentendiendo olvidar por un momento las presentaciones que tendrá que hacer al día siguente. Soltando el prendedor de su pelo, comienza a olvidarse de su día. Deja su saco en un gancho, dentro de su closet, y en un movimiento muy bien ensayado, deja sus pies desnudos. Arregla su cabello risado, mientras enciende el televisor y abre la llave del agua caliente para llenar la tina. Bebe un poco de agua en un vaso, y, haciendo movimientos circulares con su cabeza, descansando su cuello, desabotona, poco a poco su blusa. La blusa cae al piso y el botón de su pantalón es el que sigue. Al mismo tiempo que acaricia su cadera, el pantalón ajustado, baja cadenciosamente dejándo ver esa finísima ropa interior que en ese momento es lo único que cubre esa piel tan blanca y suave. Delicadamente, desata su brassiere, y asegurándose que la tina está llena y a la temperatura que quería, sus panties, la abandonan, un instante antes de que ahora su cuerpo esté cubierto por esa relajante y cristalina agua caliente.

Con los ojos cerrados, y envuelta en esa húmeda caricia constante del agua y ese abrazo cálido de la tina, deja volar su imaginación y comienza a fantasear, tomando recuerdos, imágenes, y deseos...

1 de marzo de 2007

miércoles, septiembre 19, 2007

Cuando los gritos desesperados de mi madre me despertaron, mi cama se movía tanto que casi me caía.

Las lámaras de mi casa se movían tanto, que se golpeaban en los techos.

No tenía claro qué es lo que pasaba. Mi madre nos abrazó a mi hermana y a mí, debajo de un arco de una puerta, desde donde podíamos ver cómo los platos de la alacena caían y se rompían, participando en esa sinfonía de destrucción junto con los cristales que se rompían de las ventanas, el ruido violento del agua del aljibe, y ese rumor que se oía debajo de la tierra como si ríos de piedras pasaran debajo de mi casa.

No daba crédito a lo que veía desde los brazos temblorosos de mi madre: Las paredes se movían con tanta flexibilidad como si fueran de cartón... el piso se movía como si fuera un colchón, y los árboles de la calle se movían ante la ausencia de viento.

Mi padre tenía en sus brazos a mi hermanita recién nacida y cubierto en un baño, esperó a que terminara el temblor para salir a buscarnos.

Apenas terminó el sismo, sin saber a ciencia cierta la magnitud de lo que había ocurrido, nos vestimos para ir a la escuela... cuando salimos a la calle, la verdadera pesadilla estaba por comenzar.

Las sirenas de las ambulancias, el llanto de las personas, los rumores de riesgo de explosiones de gas, comenzaron a llenar de pánico a mi ciudad, donde no dejaba de temblar en las piernas de quienes habíamos sobrevivido.

Las casas caídas, las calles cerradas, la gente metida en los escombros buscando a sus seres queridos, levantando ladrillos y piezas rotas de concreto sólo con sus manos, el miedo en los ojos cubiertos de lágrimas de los que no entendíamos lo que había pasado.

Comenzó a las 7:19am de un día como hoy hace 22 años. Unos cuantos segundos fueron suficientes para marcarle la vida a millones de personas en distintos puntos del país.

Hoy, a tantos años de distancia, no podemos olvidar esas imágenes que quedaron tatuadas en las memorias... en las pérdidas humanas, en el riesgo latente de que puede volver a ocurrir en cualquier momento.

En Zapotlán, en el corazón de los zapotlenses, hoy es un día para recordar con luto y con dolor.

Un abrazo con cariño y solidaridad para quienes hoy, siguen derramando lágrimas desde ese día.