viernes, mayo 26, 2006

Sí. Así es.

Me voy de la compañía.

Entiendo que para la gran mayoría de ustedes, esta decisión puede ser muy sorprendente y sobre todo inesperada. Incluso para quienes ya sabían que me habían ofrecido ya una oportunidad en otra empresa.

Me voy, y me voy así de repentinamente, porque es importante para mí y para mi nuevo gerente que me presente en mi nuevo puesto el próximo lunes. (En verdad que no pude posponer la fecha de presentación)

Sin embargo, a pesar del mal sabor de boca que esta repentina renuncia puede causar, espero que algún día me puedan entender y comprender.

De más está que les diga que Kodak para mí fue una gran catapulta. Mientras laboré para esta gran compañía, no sólo se reflejó un gran crecimiento en mi desarrollo profesional, y de eso, no sino que coincidió que en este periodo, cosas maravillosas ocurrieron en mi vida personal.

Muchos de ustedes, fueron testigos de mi obtención de grado en mi maestría... algunos de ustedes me acompañaron en mi boda... otros han sido testigos de lo que me ha costado comprar y acondicionar mi departamento nuevo... Y casi todos ustedes se dieron cuenta de la experiencia más intensa que he tenido en mi vida... El nacimiento de mi hijo.

Y todos estos eventos, cuando los recuerde, no podré evitar relacionarlos con mi enriquecedora experiencia que he vivido en compañía de todos mis compañeros de Kodak.

A pesar de lo increíble que ha sido esta experiencia, no me pude negar la oportunidad de buscar por otro lado condiciones que pudieran adaptarse más a mis necesidades personales y a las nuevas exigencias que demanda mi ahora creciente familia.

Desde hace ya varios días, casi 2 semanas, recibí y me interesó una oferta de trabajo para una compañía que me es muy familiar y que me promete retarme profesionalmente, así como darme la oportunidad de que mi nueva vida personal se pueda adaptar sin interferir en mi empleo.

Fuí muy exigente, y me costó mucho trabajo decidirme en cambiar de camiseta, y hoy, cuando tomé definitivamente la decisión, me pidieron que, junto con el resto del team en México, tome mi primer curso de capacitación que inicia el próximo lunes.

Entiendo que no es la manera en que se hacen las cosas por un profesional, que se precia de serlo, pero el sentirme ya entre dos jefes, es muy incómodo y siempre se corre el riesgo de quedar mal con uno de ellos, y lamentablemente, en este caso, no quiero que sea con el nuevo.

Así pues, el próximo lunes estaré aprendiendo otras cosas, conociendo otra gente, y creciendo ahora en otra compañía. Pero en mis recuerdos, siempre tendré presente que la mayor parte de mi crecimiento profesional lo hice aquí, junto con profesionales que me sirvieron de modelo, y de los que no puedo negar, me llevo muchas cosas.

Me voy, con un sentimiento más de tristeza que de alegría. Pero con una gran esperanza que me hace dar este paso tan importante.

Pero también me voy confiado que el mundo de los negocios ha desarrollado una movilidad sorprendente y no me extrañaría que pronto volvamos a trabajar juntos.

Quiero agradecer especialmente a Livier, a Nacho, y a mi equipo de planeación.

También quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todo el team de HG. Para Alberto, Edna, Lourdes, Efraín y Jorge, mis respetos y mi reconocimiento.

Alejandro Barragán
a_barragan_s@hotmail.com

"Cuando uno no vive como piensa,
acaba pensando como vive"

miércoles, mayo 10, 2006

Incrédulo, Andrés mira a sus desesperados padres, que no entienden lo que le pasa.
Ha explicado de distintas formas lo que le pasa, pero estos padres novatos, todavía no han podido captar el mensaje. De nada sirve ahora ser programador de computadoras o contadora pública... son incapaces de interpretar su llanto.

Ni la maestría, ni las especialidades, ni los diplomados podrán ayudarles ahora... Ni siquiera toda la experiencia profesional en sus trabajos, les puede dar alguna pista de lo que le pasa a Andrés.

¡Pobrecito Andrés! Ha llegado ya al límite de su paciencia y ha tenido que mostrarlo con gritos cada vez más intensos y desconsolados. Por otro lado, aturdidos, sus papás, han revisado ya el pañal, el biberón, la temperatura, el frío y el calor... Lo abrazan, lo ponen en su cuna, en la cama... le prenden, y apagan la luz. Nada funciona. ¡Pobrecito Andrés!, Debería ser más paciente con sus inexpertos padres... Ellos no tienen la culpa, sólo que nadie nació sabiendo ser padre.

No saben que lo que Andrés claramente pide, es que le canten una canción para poderse dormir.

Él es Andrés: