domingo, agosto 22, 2010

El asunto en realidad va más allá del interés por los niños. Desde hace muchos años, los niños en este país sufren violaciones a sus más elementales derechos. Cada vez más, están privados de una buena alimentación, una buena educación, una buena atención médica. Son explotados laboral y sexualmente. Una buena parte de ellos, sufren violencia intrafamiliar y la sociedad difícilmente voltea a verlos a pesar que están por todos lados limpiando parabrisas, vendiendo chicles, vagando por los parques de las grandes y de las pequeñas ciudades.

Si Sandoval Íñiguez en verdad estuviera preocupado por los niños de este país, no sólo se quejaría por el daño que les pueda causar a aquellos que terminen adoptados por parejas homosexuales. Parece que para Sandoval, esta nueva amenaza, es peor que todas las anteriores juntas. De otra manera no me explico cómo nunca enfrentó al Estado con ésta energía para sacar a los niños de esta condición. Ni siquiera voy a mencionar a los niños que fueron -y son- víctimas de sacerdotes pederastas.

El conflicto, insisto, no es por los niños. Va mucho más allá: A la Iglesia católica mexicana no le gusta que se apruebe civilmente algo que para ella es pecaminoso. ¿Cómo va a decirle a sus fieles que la homosexualidad es pecado, si ahora la ley hasta reconoces sus uniones?

Parece que a la sociedad mexicana, no nos ha quedado claro que el Estado es una cosa, y la Iglesia -cualquiera- es otra. Extraño, porque desde el imperio romano, ya se hablaba de esta sana distancia: "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"... pero como en México, la Iglesia católica tiene un enorme poder político y económico, es capaz de opinar en lo que a las leyes civiles se refiere... Y ahora que aparentemente las opiniones de los jerarcas religiosos no han sido capaces de influir en los temas "del César", pues causa profunda conmoción.

Resulta que desde que la ley en el Distrito Federal aprueba abortos, matrimonios entre personas del mismo sexo, y ahora adopciones homoparentales, la Igliesia pudiera estar perdiendo influencia en la ciudad más grande del mundo. Eso le debe causar comezón a cualquiera.

Pero deberían entenderlo. Imaginemos que la comunidad de los Mormones, se pronunciara a favor de que se prohíba legalmente el consumo de café, tabaco y alcohol. Seguramente podrían argumentar sus razones no sólo desde el punto de vista religioso. Pero el hecho de que para ellos el consumo de estos productos sea pecado, no significa que quienes no compartimos su fé no lo podamos hacer, aunque estemos concientes de lo nocivos que puedan resultar; O que la comunidad indú en México, pudiera gestionar para que se prohibiera civilmente el consumo de carne de res. Apuesto que ellos tendrán razones de suficiente peso como para que en su religión se obedezca esta disposición... pero definitivamente no prosperaría esa iniciativa... Y seguramente podríamos continuar la lista con costumbres y creencias de todas las religiones del mundo que nos resultaría ridículo convertirlos a ley...

Ahora imaginemos que no se pudiera legalizar la unión civil homosexual sólo por que para la Iglesia Católica la homosexualidad ni siquiera es aceptada.

Lo que el Cardenal, y todos los sacerdotes de este país deberían hacer, es asegurarse que todos sus fieles católicos, ni se hagan gays, ni mucho menos se casen entre sí. Independientemente de la legislación vigente. Del mismo modo que los Testigos de Gehová, no celebran el día de la bandera aunque ese día hasta se suspenden las clases en las escuelas; como sucede con todas las religiones que encuentran contradicciones entre su fé y las leyes civiles.

Apuntes.

- Juan Sandoval, dijo que a ningún niño le gustaría ser adoptado por unos maricones. Y mucha gente podrá estar de acuerdo con él en ese aspecto. Se apela a la falta de identidad por la ausencia de una figura paterna y una materna. Como si los hijos que pasan toda su niñez en una casa de asistencia, pudieran aprender lo que es una familia.

- En cualquier otro caso, cuando un ciudadano es acusado de difamación, y se le comprueba, es castigado por la ley. En el caso de la demanda que fue interpuesta contra Sandoval Íñiguez, de proceder, el religioso tambien tendría que enfrentar sus responsabilidades civiles. Esto dejaría más clara la separación entre la Iglesia y el Estado: Los curas ni son legisladores, ni tienen fuero.

- Hablando de temas de educación, no se puede juzgar la calidad humana de las personas ni por su raza, su religión o su identidad sexual. En un país donde la diversidad es una realidad, el que un niño crezca en un seno homoparental debería funcionar para que poco a poco se elimine la homofobia de la cultura social.