viernes, enero 05, 2007

Andrés tiene ya un par de dientitos. Los frontales inferiores ya se asoman simpáticamente en cada sonrisa y mi hijo ya ha aprendido a usarlos cuando parte las galletas saladas que le damos. Y esa es la razón por la que todo lo que encuentra termina en su boca. El pediatra nos ha dicho que tiene comezón, y que eso lo pondrá inquieto estos días, y que será normal que sienta alivio mordiendo el control remoto del televisor, mi teléfono celular, mi gafete, el cable del teléfono y en el peor de los casos, sus dedos.

Apesar de que escondemos todo lo que pueda estar a su alcance, el tipo es tan persistente y nosotros tan distraídos, que cuando menos lo esperamos, ya está otra vez, mordiendo cosas como llaves, lápices, cucharas o pedazos de papel...

No cabe duda que desde niños sentimos una mayor atracción por lo prohibido... lo único que no ha ensalivado en la casa, son precisamente las mordederas que compramos exprésamente para eso.

Yo, por el contrario, no puedo comer.

Desde ya hace algunos años, me salieron -a medias- las 4 muelas del juicio... y si bien, nunca me habían dado problemas, cuando yo posaba con mi dentadura para probar los equipos de radiología digital que vendía para Kodak, nunca me hacía falta el consejo profesional de alguno de mis clientes, sugiriendo que se extrayeran lo antes posible.

-"No tienes suficiente espacio para limpiarlas correctamente..." -"...además no las necesitas..." -"Es mejor sacarlas ahora, que no te han molestado a que tengamos que operarte una vez que se han convertido en un problema..."

¿Cómo no escuché tan sabios y profesionales consejos!?

Desde el comienzo del año, he tenido una molestia en una de mis "terceras molares" que se ha hecho más dolorosa cada minuto que pasa. El problema es que la inflamación, ahora se ha expandido a la garganta, y si tragar saliva me provoca acordarme de mis pecados, masticar y comer, son mi penitencia.

Sin embargo, este dolor es más grande que mi de por sí hinchado orgullo, y ayer, por fín, dolorosamente me tragué mis palabras y fuí con uno de mis amigos-dentistas-clientes, a pedir que me atendiera y curara de una vez por todas este dolor que me está mantando.

Supliqué por una fuerte dosis de opio, pero insistió que debo continuar con el paracetamol y gárgaras de agua con sal.

Me hice una radiografía panorámica que le llevaré de nuevo esta tarde, para que podamos planear la estrategia de la extracción, fijar la fecha, la hora, y armarme de valor para desprenderme de tan dolorosa pieza.

Espero que esta fecha se lo más pronto posible, por lo que quizá ésta sea la última radiografía donde muestro completa mi dentadura.

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