viernes, diciembre 28, 2007

Hoy, en un centro comercial, quitado de la pena y haciedo con tiempo las últimas compras para el preparativo de la comida-cena del fin de año, una nota del noticiero local, hizo detenerme y que se me revolviera el estómago.

Proyectado en múltiples pantallas de diferentes modelos y marcas, ahí en el pasillo de electrodomésticos ví con lujo de detalle la consecuencia irreparable de una explosión de un "cohete" de pólvora en la mano de un pequeño. Las imágenes mostradas, fueron impactantes por sí solas... una mano ensangrentada, deforme, sólo con el pulgar. El médico, con algunas gráficas indicaba para saciar el morbo de la reportera cuáles habían sido los huesos de la mano que fueron destrozados por la explosión y de cómo esperaban la recuperación de la piel y otros tejidos para ver si se injertaba un dedo de un pie para que junto con su pulgar, pudiera hacer "pinza".

La nota me estremeció. El escalofrío regresaba cada que imaginaba al pobre chico aprendiendo de nuevo a usar "una mano", cuando un día antes, seguramente ni siquiera habría imaginado ni remotamente, la posibilidad de despedirse de sus cuatro dedos.

¡Qué tragedia!

Sin embargo, lo que más me duele, lo que más me pesa en este momento, es que no puedo evitar sentir empatía por el padre del chamaco. Seguramente estaría dispuesto a dar su par de manos para recuperarle otro dedo de su mano... Sin duda estará pasando una noche trerrible recriminándose y flagelándose por un accidente que quién sabe si hubiera podido evitar... Nadie puede imaginar la angustia, desesperación, coraje, impotencia, rabia, el dolor y la ternura que deben estar sufriendo sus padres en este momento mientras el cirujano hace lo que puede para sanar esa herida física.

Ahora que soy padre de un niño inquieto, necio y a veces no tan obediente, este tipo de notas me afectan de más... hace apenas unos años, ver una nota como ésta, me habría sido indiferente porque yo estaba seguro que ni por error jugaría yo con ese tipo de "juegos"... y que ni en mi locura más atrevida tendría uno de esos cohetones en mis manos... ni siquiera apagados. Eso me mantenía muy tranquilo. Pero ahora, que mi hijo está preocupándome en cada momento, me lastima sólo la idea de imaginarlo en un peligro tal.

Seguramente ese niño anónimo, creía tener todo bajo control. Todos los niños son incapaces de medir el peligro, hasta que dejan de serlo... y les duele más, cuando se convierten en padres.

Intenté buscar en internet la nota de este niño y compartirla con ustedes para conmoverlos y que recomienden a sus hijos que se alejen de este tipo de "atracciones"... No encontré esa noticia específica, pero mi terrible sorpresa fué que hay cientos de notas relacionadas con este tipo de accidentes en todo el mundo.

No cabe duda que es difícil ser padre. Espero poder hacerlo lo mejor posible.

Pd. El próximo 2 de enero, éste, su distinguido blog, se engalana para celebrar, en contra de todos los pronósticos, su primer año de postear.

miércoles, diciembre 26, 2007

¿Quién no ha deseado recibir como regalo un coupé rojo convertible?

Desafortunadamente pocos pueden disfrutar de este tipo de regalos... afortunadamente, Andrés ya puede pasear a toda velocidad en el suyo...

Andrés aprendiendo a conducir su auto nuevo.

lunes, diciembre 24, 2007


Un fraternal abrazo y nuestros mejores deseos.
Familia Barragán Padilla
Invierno 2007

miércoles, diciembre 19, 2007

Quiero compartir esta anécdota, para que sirva como ejemplo de que en este mundo hay personas que tienen muy claro que el verdadero espíritu de la navidad es dar.

Malhumorado, por lo difícil que es transitar por las calles nocturnas de mi ciudad en estas fiestas dicembrinas, me tuve que estacionar en afuera del cajero de un banco, a dos cuadras de la tienda de regalos que iba a visitar para hacer las últimas compras navideñas... Así que me estacioné, y todavía con el entrecejo fruncido me bajé maldiciendo mi dolor de cabeza, los 45 minutos que me tardé en llegar a esa tienda frente a "plaza del sol", y por no haber alcanzado un lugar en el estacionamiento de la tienda.

Compré lo que tenía que comprar y al más puro estilo greench me salí de la tienda sin siquiera decir un atento "gracias".

En mi camino a mi camioneta, un jovencito exageradamente vestido de mujer, quizá usando pestañas postizas y un maquillaje un poco cargado, con un todo de voz grave, pero atenta, me hizo una inesperada oferta totalmente desinteresada: "¿te la mamo, papi?".

En esta época, donde todos quieren pedir, donde en lugar de vernos como hermanos nos estamos cuidando de que no nos friengue el que viene en la misma banqueta, descubro que todavía hay quienes tienen en su corazón la generosidad que amerita esta época.

A pesar de que se veía que el muchacho lo decía de todo corazón, y que su propuesta era sincera y bien intencionada, francamente yo tenía mucha prisa y no me sentía nada bien, así que todavía en un tono muy seco, simplemente dije "No" y seguí mi camino.

Cuando me subí en mi troca, me percaté que el jovencito me había seguido los últimos 15 pasos y se quedó a un par de metros de mi puerta. Me veía con una sonrisa muy natural... Baje el vidrio de mi ventanilla, y pregunté: "¿Qué pasó?"

-"¿...entonces no se te ofrece nada?"

¡Caray! ¡Esa es una verdadera vocación de servicio! ¿Quién te insiste cuando se trata de dar? Me sentía muy mal de haberle negado la oportunidad de hacer quizá su última obra buena del día... ¿Quién era yo con esa soberbia? ¿Qué me costaba? Tenía que darle la oportunidad a ese muchacho de hacer algo por el prójimo; y mientras la camioneta empezaba a salir del estacionamiento para incorporarme a la avenida, le pedí un favor:

-"¿Me avisas si viene carro?"

martes, diciembre 18, 2007

Ahora, que despierto, y tengo tanto tiempo libre para pensar, para salir a caminar, y para darme el lujo de hacer desayunos prolongados con música de fondo pausada, tengo más presente que de costumbre aquellos primeros meses que viví en Guadalajara.

Tan pronto tuve la oportunidad, en una mochila puse algunos calzoncillos de repuesto, unas camisas formales, corbatas y un saco que me quedaba grande.

Pude conseguir la llave de la casa que mis padres habían dejado al abandono hacía muchos años, y con apenas unos pocos pesos en mi cartera, emprendí una aventura que lleva ya muchas temporadas... prometí que volvería a Zapotlán cuando el dinero o la esperanza hubieran terminado.

Recuerdo muy bien ese final del verano de hace muchos años, y mi afanoso esfuerzo por levantar el polvo del piso, o por buscar empleo... de luchar con bichos y telarañas y sonreir en las entrevistas para el empleo... Dormir en el piso, no tener boiler, ni gas, ni estufa ni refri ni luz...

Por las noches, recostado en la sala, mirando a la luz que entraba por la ventana, metido en mi sleeping, repasaba las citas que tendría al día siguiente y aspostaba que muy pronto encontraría trabajo... tenía mucha esperanza, pero el dinero se acababa rápidamente.

Desayunaba de un solo trago medio litro de leche, y dejaba el envase en la pila de agua del patio, para que no se echara a perder, y tener otro medio litro de leche para la cena. Me bañaba rápidamente bajo un chorro de agua helada y reusaba ese único pantalón formal que tenía para salir corriendo a buscar el camión que me llevaría a mi cita... Apachurrado entre desconocidos, con una carpeta y un currículum casi en blanco bajo el brazo comenzaban mis jornadas.

Un diciembre de hace 10 años, despues de muchas semanas de buscarlo, firmé un contrato para una beca en una enorme compañía...

Salí del lugar donde había firmado brincando de felicidad y tan emocionado que no le prestaba importancia al mísero saldo de mis cuentas...

Esa noche dormí, con la sensación de que había recibido ya un regalo de navidad... me sentía como un chiquillo que había recibido todo lo que había pedido en su cartita... Cuando desperté, otro milagro había sucedido: Nevaba en Guadalajara. La mezcla de hielo y nieve en el patio de mi casa, eran tan increíbles que no daba crédito a lo que veían mis ojos.

Hoy a 10 años de distancia, aunque mis esperanzas están fundadas en cosas diferentes, y mis afanosas labores son totalmente diferentes que las de entonces, descubro que en escencia soy el mismo tipo al que se le puede acabar el dinero, pero nunca la esperanza, y que está seguro de que en cualquier momento, pueden ocurrir los milagros esperados y los inesperados.

domingo, diciembre 09, 2007

En esta faceta de "libre pensador" -como me he denominado- el silencio y con el tiempo a mi favor, me he dado la oportunidad de hacer profundas reflexiones sobre mi presente, mi pasado, y dedico muchas horas pensando en cómo construir un futuro que consiga nuestra felicidad.

Las ideas, los pensamientos, sentimientos y los trazos que eventualmente estarán en papel, logran que los días pasen a una velocidad dramática.

En el rescate de una vocación, en el diseño de una profesión, afilando el hacha, estoy sumergido en torbellinos de ideas multicolores, incompatibles la mayoría de ellas y en esa lucha por saber que estoy tomando los caminos correctos.

En esta abierta libertad de pensamiento, y los cientos de destinos posibles, y el tiempo sólo ajusta para uno... una pausa... creo que es tiempo de tomar una pausa.

sábado, diciembre 01, 2007

Hace unos días, en una cantina de la ciudad, en una mesa con cervezas, humo de cigarrillos y cacahuates salados, salió al tema que yo había ido a Portugal junto con un grupo de jóvenes científicos.

La risa incrédula de uno de ellos me hizo echar un vistazo a la red para buscar evidencias de tal acontecimiento, y me encontré esto: El número 5 de la Revista CienciaJ que habla del evento donde estuvimos exponiendo nuestros inventos.

En ese momento, al encontrar una evidencia más que irrefutable, pude haber escrito un mail para asegurarle con pruebas mis dichos, pero unos links más adelante de mi búsqueda, hicieron que la sangre cayera a mis talones y me bajara la presión.

Una niña MUCHOS años despues que yo, había "inventado" algo que yo ya había expuesto en muchos foros, cuando ella todavía no sabía usar una computadora.

No supe qué hacer. Me recriminé el no hacer caso de los consejos de mi padre sobre patentar dicho invento... Queria llamar en ese mismo momento a la Organización internacional que la invitaba a exponer a Sudáfrica para decirles que ¡ese mismo proyecto lo había expuesto yo 10 años antes en ese mismo evento!

Quería llamarle a esta chica y decirle que ese proyecto me dió premios desde 1996, y que podía probarlo... que ella estaba presentando un invento que era mío... que al menos fué mío antes que de ella.

Ese "BraillePC", me trajo muchas satisfacciones. Participé en un innumerables concursos y certámenes de ciencia y tecnología, en ámbitos locales, regionales, nacionales e internacionales... y me hizo acreedor de una mención honorífica en el Certamen Nacional de Ciencia y Tecnología CONADE (León, Gto. 1996). Ese proyecto tan noble me llevó por diferentes plazas del país y a Moscú (1997), Pretoria (1997), Coimbra (1998).

Hoy, a más de 10 años de haberlo creado, y casi 9 de haberlo dejado, siento ese orgullo de saber que, esa idea que yo concebí, se sigue premiando en foros internacionales... creo que lo que me da coraje es que mi nombre no figure como el creador, y que mi pasaporte sigue sin recibir sellos de países lejanos... pero de consuelo me sirve, que mi idea, sigue gustando y parece que hay BraillePC para rato.