La gran mayoría de mis amigos y contactos, coinciden en rechazar y reprobar la famosa ley que se acaba de aprobar en Arizona, en la que le da la oportunidad a la policía estatal a detener, para investigar, a cualquier transeunte, para revisar su situación migratoria.
Obviamente, y aunque no lo diga explícitamente la ley, aquel que tenga un aspecto de latinoamericano, será blanco de este continuo acoso policial... Invadiendo, dicen unos, la intimidad, y el derecho al libre tránsito que se debe garantizar en el "país de las libertades".
Pero resulta que antes de entrar en vigor esta ley, entrar a ese estado, a ese país, sin un aprobación de los consulados, es ilegal. (De ahí el mote de "ilegal" a todo aquel que entra de manera clandestina a este país). Y si ese acto es ilegal, entiendo que quienes se encarguen de hacer justicia, estén preocupados por evitar o corregir todas esas irregularidades.
Difícil tomar partido: Por un lado, supongo que es entendible la preocupación del gobierno de Arizona por evitar que esta creciente ola de inmigración ilegal se salga -más- de control. Cuestionable en las formas, pero bastante legítimo en el fondo. Pero por el otro lado, el gobierno mexicano, las cámaras, con una máscara de dignidad y soberbia, exigen a los poderes norteamericanos que echen atras esta ley... y se pueden enumerar una cantidad casi suficiente para convencer a todos de lo fascista, inhumana e injusta ley... pero no he visto a nadie revisar las causas del problema. México, año con año sigue incrementando su exportación ilegal de trabajadores.
El gobierno mexicano presume logros económicos intangibles en esta gestión... Se presentan cifras que, creíbles o no, señalan estabilidad económica, y el gobierno anuncia que ha reducido el índice de desmpleo. Pero no se les ocurre contrastarlo con las crecientes cifras de migración ilegal: Si los desmpleados se van, no cuentan.
Así, con ese cinismo, las autoridades mexicanas reclaman respeto para unos mexicanos que han sido expulsados de su propio país por no encontrar las condiciones que lo contengan. Piden respeto para toda esa gente que mientras estuvo en su país, no tuvo a su alcance una oportunidad de supervivencia. Pedimos humanidad para esos mexicanos que buscan en otro país el subempleo que no encontramos aquí. Pedimos a los Estados Unidos, que nos haga la tarea de darle sustento a todos esos miles -millones- de mexicanos sin un futuro en nuestro país.
No me extrañaría que fuera el mismo gobierno de Arizona quien de un día para otro, señale como "inhumano" al gobierno mexicano por esa "expulsión" masiva de personas. Pero el mundo está al reves.
Con motivo del día del trabajo, Consejo Estatal de Población (Coepo) de Jalisco publicó unas cifras que todavía no termino de digerir. Pero el diario "Público", resalta un dato que es revelador:
"Una cuarta parte de los jaliscienses que tienen un empleo reciben un salario de 3,350 pesos o menos cada mes. "No debe ser difícil asumir que tanta gente pueda vivir con un ingreso como ese. Por que de hecho lo hace. Trabajan 8 o más horas cada día, de lunes a sábado, llegan a sus casas a cuidar a sus hijos, a entretenerlos, a educarlos... comen lo que les alcanza y se duermen con el "jesus en la boca" haciendo cuentas para llegar a la quincena.
La realidad a nivel nacional no es más alentadora: De acuerdo al INEGI,
5.3% de la población económicamente activa está desempleada, pero de los ocupados, casi el 30% lo hace en la economía informal; 10% de los "empleados" se calificó como subempleados. Cifras terribles, pero record en el presente sexenio.
En resumen: A nivel nacional, 4 de cada 10 personas que dice estar ocupada, o está en el comercio informal o está subempleado. Y los que no encuentran qué hacer, intentan cruzar la frontera de manera ilegal... Se quedan sólo 5 de cada 100.
Cada vez más de mis amigos de facebook se unen al grupo que reprueba la ley. Incluso, sé que algunos de los funcionarios de alto nivel de nuestro país, se declararon a favor de un bloqueo comercial contra empresas de aquel estado americano. Bloqueo que afectaría a las empresas que emplean a los mexicanos ilegales.
¿Debemos ante este contexto exigirle Arizona, Nuevo México, California, Illinois, que reciban y den empleo a todos los mexicanos que no lo encuentran aquí? ¿Debemos condenarlos si no los dejan entrar aunque no sigan el procedimiento de migración legal? ¿Debemos castigarlos, dejando de comprar sus productos y servicios?
El problema no es de Arizona. En este problema que sufren millones de mexicanos ilegales en Estados Unidos, la gobernadora de Arizona, es la menos culera.