sábado, abril 17, 2010

Esta es la triste historia de un artista que sufrió un accidente.

Ese golpe en la cabeza, causó que sus ojos ya no fueran capaces de distinguir colores. Tampoco sería capaz de detectar los olores que lo rodeaban. Todo lo que oía, parecía tener el mismo tono monótono y no podría nunca más diferenciar texturas... Todo lo que su lengua tocaba tenía aparentemente el mismo insípido sabor.

Pero lo verdaderamente triste, es que perdió tanta sensibilidad que nunca se percató de lo que realmente había perdido. Nunca lo notó.

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