miércoles, marzo 21, 2007

Ayer estuvimos en el funeral de la mamá de Jennifer.

Fue muy conmovedor, como cualquier funeral de una madre de hijos muy jóvenes todavía.

Todos los funerales, siempre me obligan a la reflexión sobre la muerte. Es un hecho, todos vamos a morir tarde o temprano, pero eso no es en lo que pienso.

La pesadilla más terrible que tuve en mi niñez, fue precisamente, soñar que morían mis padres, y esa sola idea, era capaz de hacer que se me nublaran los ojos y me dieran muchas ganas de pedirle a mis padres que nunca se murieran...

Con el paso del tiempo, la muerte ya era una posibilidad que consideraba ahora para mí mismo y cuando salía de una velación de algún difunto, aprovechaba la reflexión para decirle a mis padres y hermanos que si yo partía antes que ellos, supieran que había vivido una vida muy completa y que no me arrepentía de nada de lo que había hecho... Hacía esto, como una especie de preparación por si me tocaba morir primero... Sin querer, poco a poco, con el paso de los años, y de muchas reflexiones, he ido considerando, ya con menos terror, que algún día mis padres tambien morirán, y que, a pesar de lo mucho que los amo, no podemos hacer nada para evitarlo...

Pero ayer, en la misa, cuando ví las muecas de dolor de Jenny y de su hermanito de apenas 15 años de edad, un miedo nuevo se apoderó de mis pensamientos. Siempre había temido por la muerte de mis seres queridos, y de alguna manera, mi propia muerte, no me había causado tanto conflicto hasta ahora.

Me da miedo morir y dejar solos a Lina y a Andrés. Me da mucho miedo dejar a Andrés.

Ayer, en la iglesia, mientras pensaba en eso, me di cuenta de lo frágil que es la vida y de cómo mi muerte ahora afecta a personas que dependen de mí... y de cómo, morir ahora, me deja sin la oportunidad de escuchar la primer palabra de mi hijo, o no podré enseñarlo a andar en bicicleta... o a leer, o no podré darle un abrazo en las navidades, o hacerle las tareas, o llevarlo a la secundaria, ni tendría la oportunidad de que algún día, me diga llorando que soñó que yo moría...

Ahora que lo veo desde otro punto de vista, ahora como padre, me doy cuenta que me hacen falta por hacer tantas cosas, y es ahora, sin duda, la primera vez que me aterra morir, y dejar a la mitad el proyecto más importante de mi vida.

1 comentario:

Ñets dijo...

Qué onda, Alex.
Muchas gracias por tu comentario en recolectivo.
Leyendo tu post me identifiqué con ese temor de dejar solo a mi hijo. Si por algo quiero vivir, entre otras muchas cosas, es para verlo crecer. Se oye a cliché pero tú lo entenderás.

Saludos.