miércoles, enero 30, 2008


No cabe duda que hay fragmentos de la vida de cada quien que podrían ser filmadas en una interesante película... Hay vidas interesantes, intensas, cómicas, llenas de suspenso, incluso, pornográficas... y hacer una película de la vida de alguien, es un recurso por demás trillado y poco original.

Sin embargo, puede resultar tambien que, algún capítulo de la vida de alguien, se parezca a una película, o a un fragmento de una película, o a algunas cosas de una película, pues.

Desde que me quedé sin empleo, y me he dedicado a la venta todavía no muy exitosa -debo confesarlo- de equipos de radiología digital, más de alguno de mis conocidos me relaciona con esa película donde sale Will Smith, como un vendedor con poco futuro de equipos de radiología. En efecto, hay algunas pocas similitudes, y en cambio, un millón de diferencias... si, suponiendo que me comparen con el presonaje principal de la película, en efecto, me siento en la "lona", en efecto, mi vida depende de las ventas de un producto difícil de vender, y al igual que el personaje principal, yo tambien tengo un hijo, y aunque es obvia la diferencia entre nuestros hijos, debo recalcar que mi hijo es más... quiero decir, menos... ¿cómo decirlo sin sonar ofensivo? ¡Mi hijo es más pequeño, pues!

Así que a pesar de las similitudes, que aunque pocas, existen, siendo que en la mayoría de la gente es más difícil encontrar alguna; las enormes diferencias en los guiones de cada historia, hace que seamos completamente diferentes, y por más que lo decía, mis amigos insistían en compararnos... espero que sea un buen augurio, y el final de mi historia sea más o menos parecida al final de la película...

En la película, a pesar de todas las aventuras que van aprentando el nudo de la garganta del espectador, hay una escena en particular con la que recientemente me siento muy identificado: La parte donde el protagonista pierde uno de los costosos equipos que vende. Sí, lo pierde, y con él, pierde una parte importante de su inverisión y de su negocio. El sentimiento de frustración y coraje, que transmite el personaje es fácilmente captado por quien, empático, ve la cinta; y ahí se justifica soltar una lagrimita de solidaridad.

Sólo por esa parte de la película es que me siento más identificado con "En busca de la felicidad". Así es, astuto lector, habrás imaginado ya, que he perdido uno de los costosos equipos que tenía para vender. Pero no, no lo perdí en un trasporte público, ni ví quién se lo llevó... Me lo robaron.

Ajá. No es ni más ni menos triste que lo que le pasó al personaje de Smith, simplemente es lo suficientemente triste como para seguir aprentando los dientes y maldiciendo a quien con una muy buena fortuna se le ocurrió abrir la cajuela adecuada.

En el estacionamiento público de un restaurante en Culiacán, Sin., Claudia, la chica que trabaja para mi proveedor, dejó su coche con TODA mi oficina virtual en su cajuela, y al salir del sitio, nos percatamos del robo. El monto asciende a $65,000, pero hay cosas que simplemente no se pueden valorar en pesos y que forman parte del botín: Agendas con contactos de clientes, USB con información importante de mi empresa, listas de precios, costos, etc.

Hoy, sin sentirme completamente derrotado por el acontecimiento, sigo muy consternado por el atraso económico que eso significa... pero tengo muy claro que se necesita mucho más que eso para que este protagonista, suelte la toalla y ponga un final prematuro a la historia sólo por que se esté volviendo triste y amarga en demasía.

Para quien no haya visto "En busca de la felicidad", se las recomiendo ampliamente... y para quienes no sabían de mi enorme pérdida en mi negocio, les ruego por unas palabras de apoyo y aliento.

Un abrazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Animo Alex!!! Yo no he visto la pelicula, pero todas deben terminar con un final feliz, no? asi que como dice mi buen amigo J.W. "Keep walking!" Horacio.