viernes, enero 22, 2010

Este año, se cumplirán 25 años de un sismo que sacudió a nuestro país. El que más me duele. Recuerdo como si fuera la semana pasada, a las calles de mi pueblo destruídas, llenas de un polvo que parecía nunca ceder. Llenas de piedras y pedazos de ladrillo que alguna vez dieron cobijo a sus familias que lloraban aterradas. Me recuerdo parado ahí, como himnotizado, viendo la escena como en cámara lenta, y aturdido por los gritos, las sirenas, y los marros terminando de romper los escombros, buscando sobrevivientes.

Mi casa no se cayó, y nunca podré saber lo que los niños de mi edad sintieron al ver los pedazos de roca en la calle que una vez fueron su casa. No puedo ni imaginarlo. Si estos recuerdos tan crueles me siguen aterrando, no quiero ni pensar qué habría pasado si en esos recuerdos me viera yo buscando entre un montón de piedras.

Recuerdo la sinergia de la gente. La solidaridad de mi pueblo. Recuerdo a la gente dando la mano. Comida. Consuelo. Dicen que el '85 es un parteaguas en el desarrollo de la sociedad civil como tal, por su comportamiento ejemplar, por su organización ante un estado que no supo qué hacer. Pero tambien recuerdo la reacción de la ayuda internacional. Recuerdo que el gobierno de Cuba, reconstruyó mi escuela primaria, y la escuela donde trabajaba mi mamá. Todavía deben estar las placas que lo demuestran. Tambien deben estar los cientos de pies de casas que el gobierno suizo regaló. O la colonia que fue construída por la Cruz Roja Internacional. Y recuerdo los camiones repletos de alimentos enlatados con etiquetas del "U.S. Army", que llegaban a las escuelas para repartirlos entre los damnificados.

Quién sabe si nos llegó todo lo que nos mandó la ayuda internacional. Nunca lo sabré. Nunca sabremos si manos corruptas se aprovecharon de la tragedia para su beneficio. Pero lo que llegó, hizo la diferencia.

Por eso ahora, que tenemos una situación como ésta -quizás peor- en Haití, no puedo evitar sentir la empatía por un pueblo que está desesperado, hambriento y dolido. Hecho pedazos.

Entiendo a las voces que puedan alertarnos de vivales que sin escrúpulos se quieran pasar de listos, pero quisiera, por este medio, invitar a quien quiera, a dar. Algo les llegará.

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