miércoles, julio 22, 2009

A lo largo de los últimos meses, mi agenda ha sido víctima del estrés. Aunque no es ninguna justificación, es la razón por la que, aunque no lo crean, no había escrito en mi blog... pero al término de este post, econtrarán los apuntes de post's que debí escribir en este mes, y que ahora que se puede, tuve que ponerlos todos juntos...

Yo procuro pasarla bien, y llevármela tranquila, pero el tiempo ha sido -entre muchos otros- un recurso al que extraño un montón.

Para quienes se lo preguntaban, sigo en el doctorado. Procuro ir a todas las clases que se puede; dando prioridad, por su puesto, a mi trabajo: Ese que me permite pagar las inscripciones de la escuela. Ese que sigue consumiento la mayor parte de mi tiempo mientras estoy despierto.

Puedo decir que ahí va la escuela: Esta parte de tutorías terminará en noviembre, y desde ahora, además de todos los trabajos y lecturas que debemos llevar a las clases, ya amenaza la presión de ir haciendo el trabajo de la "suficiencia investigadora" que es algo así como una "tesis nivel maestría", en la que debemos demostrar que tenemos los fundamentos para hacer una "tesis doctoral".

Debo confesar que a veces, en la carretera de regreso, de noche, con la espalda molida y un ardor en los ojos, intento convencerme de renunciar. Todavía no lo he logrado.

Por otro lado, desde que tuve el acierto de contratar a Lina como la gerente de importaciones, de marketing, de administración, contabilidad y finanzas, de manufactura, de atención a clientes, de ventas y de mi asistente personal, las cosas en nuestro negocio van de "viento en popa". ¡Esta chica es genial! En el último semestre, los números dicen que dentalxray cambió de ser un negocio que tenía números muy rojos a uno que poco a poco se ve cada vez más sólido y rentable.

Esta situación me tiene muy contento. Más allá de la rentabilidad del negocio, el hecho de haber aceptado el reto y a punta de tropezones mantenerlo a flote. Desarrollar habilidades que no teníamos y darnos cuenta de qué estamos hechos. Este proyecto, tan lleno de desafíos que, a veces, nos causa dolores de panza, es el que ahora, me llena de orgullo.

Y para terminar con éste pre-diagnóstico de mi "estatus" en la víspera de mis treinta y tres años, quisiera escribir un poco de Andrés.

No me cabe la menor duda que Andrés es el factor que me mantiene así de contento. Es mi gasolina que logra hacer que me despierte temprano para hacer mi jornada laboral, para asistir a clases en otra ciudad, para tener concentración y hacer las tareas, y para revisar con Lina las cosas del negocio.

"Todo esto lo hago por tí." Le digo. Pero él insiste que le haga "caballito"; "Hijo, todo esto es para tí..." Insisto. Y parece que lo único que le importa es mostrarme su sonrisa desvelada por que me espera despierto para jugar en mi cama.

Y dentro de toda esta contradicción, de hacer tantas cosas para él, me pregunto si no valiera más la pena llegar a casa temprano para llevarlo a dar un paseo...

Espero no estarme equivocando.

Por lo pronto, cada que salgo de casa, en las mañanas, y Andrés sigue dormido, le tengo que pedir a Lina -que es una adoración de madre- que le diga que lo quiero cuando se despierte. Que lo veré en la noche, para jugar luchitas en mi cama...

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