viernes, febrero 22, 2008

Un mail que recibí de Patricia Romana Bárcena (Gracias Romana):
CONVOCATORIA.
Pocas veces suena el teléfono en la casa de Severiano Cruz. Su esposa atiende las llamadas con mucha calma y proporciona todo tipo de información, sin el temor de ser sorprendida por extorsionadores o empleados bancarios; aprovecha cualquier oportunidad para salir de la rutina y conversar con alguien.

Ayer marqué su número para invitar a Severiano Cruz Reyes, de parte del Lic. Andrés Manuel López Obrador, a la movilización que tendrá lugar el próximo domingo 24 de febrero en la Torre de PEMEX, donde nuestro Presidente Legítimo dará a conocer las acciones que vamos a tomar para evitar la privatización del petróleo. Trinidad, esposa de Severiano, como de costumbre, contestó el teléfono.

- Sí, aquí es la casa de Severiano Cruz, señorita, pero él está en cama.

- En ese caso sólo dígale que le dejamos un saludo del Lic. Andrés Manuel y que le seguiremos informando sobre las acciones del Gobierno Legítimo, porque él está credencializado.

- Ay, señorita, no me vaya a colgar, ahorita mismo le digo a mi esposo que venga a contestar. A él le interesa mucho el asunto del petróleo.

- Le repito que no es necesario que se levante. Dígale que el Presidente Legítimo le manda un saludo, y que se mejore pronto.

- Donde cree usted que le voy a dar nada más el recado, capaz que se enmuina conmigo. Si él apoya a López Obrador; es de lo único que habla cuando vienen sus hijos y sus nietos a verlo. Todo el día repite que si no nos hubieran hecho el fraude las cosas no estarían tan carísimas. Espéreme tantito por favor, no vaya a colgar, ahorita lo traigo al teléfono.

- Señora, no es necesario, ¿señora?, ¡señora!....
Minutos después.
- ¡Buenos días!, ¿quién habla?

- Buenas tardes don Severiano, le estoy llamando de las oficinas del Lic. Andrés Manuel López Obrador para invitarlo….

- Pero usted, ¿cómo se llama?

- Soy la profesora fulanita de tal, a sus órdenes.

- Pues mire maestra, si de verdad me llama de parte de López Obrador, dígale por favor que sí voy a ir a verlo el domingo. Quiero que le diga también que ya soy grande y estoy enfermo, por eso sólo hago dos salidas, una, para ir al médico y darle gusto a mi señora que no quiere que me le muera porque se queda solita, y, la otra, para ir al Zócalo o a donde quiera que se presente el Presidente Obrador.

- Muy bien, don Severiano, yo le voy a dejar una nota al licenciado con sus datos y su mensaje para que él sepa que usted estará ahí.

- Sí, ahí voy a estar, y también voy a ir a Tlanepantla que me agarra más cera. ¿Cómo no voy a luchar por nuestro petróleo si mi mamá, en tiempos de Cárdenas, vendió su maquina de cocer para juntar el dinero de la expropiación? Si no fuera porque el pueblo se unió al presidente, no hubiéramos podido pagar la expropiación. Por eso tenemos que apoyar ahora también, para que los que vienen detrás no se queden desprotegidos. Sólo que la gente anda muy confundida con todo lo que dicen en el radio de nuestro Presidente Obrador, puras mentiras, pero muchos las creen y otros no creen ya en nada. Le digo que la gente anda muy confundida. No, maestra, si hasta el mismo hijo del Tata está confundido. Parece que el Presidente Obrador fuera el hijo de Lázaro Cárdenas y no el ingeniero, porque no defiende igual el petróleo.

- Todo anda muy mal ahora, de cabeza. El único que tiene claridad es el Presidente Obrador, por eso mismo voy a ir a donde él nos convoque, aunque sea con dificultad por mi salud.

miércoles, febrero 20, 2008

Si padezco de alguna enfermedad crónica es precisamente de "arritmia corporal". Los ritmos bailables simplemente no son compatibles con mi destreza psicomotriz.

¿Que si bailo? Sí, claro... bueno, hago el intento. Pero soy un pésimo bailarín. En las fiestas donde hay una pista de baile, termino haciendo el ridículo con mis torpes movimientos... y deveras lamento no saber bailar. Y no para ser el alma de la fiesta, sino por que he llegado a sentir el placer de hacerlo.

Cuando estaba en el último año de mi secundaria, y siendo ya muy conciente del terrible mal que me aqueja, hubiera estado dispuesto a venderle mi alma al diablo con tal de tener el don de bailar correctamente un ritmo brasileiro que se puso mucho de moda en aquellos años lejanos: La lambada.

En ese entonces, la autocensura y mi vergüenza me hacían cambiar de canal cuando esas tangas moviendose rítmicamente rosando las entrepiernas de hábiles bailarines aparecían en la televisión y mis padres estaban presentes. Tenía esa sensación de que veía algo prohibido.

Hoy, mi buena suerte me llevó a un video en youtube que desde luego, ahora lo puedo disfrutar con mucha más madurez... Y sí, si tuviera la oportunidad de hacer un pacto para conseguir el don del ritmo, todavía estaría dispuesto.

martes, febrero 19, 2008

En la semana santa de hace varios años, un grupo de amigos, entre ellos Carlos Esponoza, Carlos Baltazar 'el oso', y mi compadre Marduk Puga, emprendimos una de esas aventuras que difícilmente se olvidan: Fuimos a la isla de Cuba.

Miles de jóvenes asisten cada año a la isla en busca de diversión. La mayoría de mis compañeros de viaje llevaban ese mismo propósito. Para quienes me conocen, no dudarán que digo la verdad cuando digo que yo quería ir a Cuba, con la única intención de conocer a la "Cuba de Fidel", a la "Cuba comunista", a la "Cuba revolucionaria", y que, siendo la única referencia de un gobierno socialista vivo, no quería que pasara la oportunidad de poder verlo con mis propios ojos.

Lo que ví esa semana, fue mucho más de lo que la mayoría de la gente cree saber. Me di cuenta que más allá de la fila de jineteras y niños que te arrebatan cuanto pueden, de los timadores y seguidores de turistas, hay un pueblo. Un pueblo con dignidad y respeto, que no sabe si eres o no turista, que vive su vida. En los barrios de La Habana hay gente que no te mira... hay niños que juegan en las calles, mujeres que traen bolsas de mandado, señores que van o vienen a sus trabajos en sus bicicletas... Hay sonrisas. Sí, sonrisas detrás de ventanas roídas por el tiempo y por la falta de pintura, rodeados de muros antigüos que denotan esa humedad tropical que se los va comiendo trozo por trozo... Y vi esas ropas colgadas de los tendederos de la calle con tantas historias, descoloridas y remendadas... y vi los zapatos raspados de los niños que pateaban un balón desgastado y viejo.

Ví todas esas cosas que cualquiera que no se aguante las ganas, podría llamar a la ligera "pobreza". Como si la pobreza fuera sólo eso, muros descuidados, ropa remendada, zapatos fuera de moda. Esos niños, esas mujeres, esos adultos mayores sonreían. Muestran esos dientes tan blancos que se extraña ver en los barrios pobres de Guadalajara, o en los pueblos pobres del sur de Jalisco, o de Michoacán, o Guerrero... esa sonrisa que se extraña ver en más de la mitad de los mexicanos que compartimos este país.

Y los cubanos sonríen porque no tienen hambre, ni frío, ni dolor. Por que todos van a la escuela, y al médico, y porque nunca les ha faltado un vaso de leche y un pan en su mesa...

¿Qué no daría cualquier familia mexicana por vivir como en Cuba? ¿Qué no daría cualquier padre de familia por asegurar que sus hijos tuvieran atención médica, educación y alimentos de calidad?

Al término de nuestras vacaciones en el Caribe, todos regresábamos con el corazón partido... todos por diferentes razones. Unos, regresaban enamorados de alguna cubana, otros, extrañando la fiesta, el ron y los cigarros, otros, por haberse quedado con la idea de que Cuba era sólo un malecón lleno de mendigos que se aprovechan del turismo, y otros, por volver a un país con tanta pobreza y dejar atras a uno donde no hay "niños de la calle".

Hoy me enteré que Fidel Castro renuncia del poder en Cuba. Poder que ocupó por más de 50 años. Y en la radio, los noticieros y toda esa gente que está "en la misma sintonía", echaban las campanas al vuelo por que por fín habría democracia en la isla. (Como si eso le importara a alguien más que sólo a a los cubanos).

Tengo la enorme curiosidad de cómo pasará Castro a la historia... de cómo lo nombrarán en los libros de texto de mis nietos. Pero soy de la idea de que ese es un asunto de los cubanos, lo mismo que es asunto de ellos resolver cómo será la transición de gobierno... Ninguna de nuestras opiniones puede ser más valiosa que la de cualquier cubano que ha vivido en carne propia lo bueno y lo malo del régimen castrista.

En La Habana, en una plaza rodeada de un jardín muy limpio y grande, me acerqué a un señor que estaba sentado en una banca, mirando a los niños jugar... y le dije: "¿Deveras están felices los cubanos en Cuba?", "Sí.", contestó. "¿Y por qué entonces se van los cubanos a la Florida?". Y mostrándome un diente de oro en su enorme sonrisa me dijo: "¿Y por qué se van los mexicanos a la California?"

miércoles, febrero 06, 2008

Mi post anterior, debió generar las más variadas sensaciones, ya que los tres o cuatro lectores de este extraño blog son muy diferentes en sus conceptos tanto económicos como políticos... pero si en algo podemos coincidir es que ninguno de nosotros está en la lista de aspirantes para comprar a Pemex. De eso estoy completamente seguro. Aunque la "libertad de mercado" nos permita hacerlo, la "realidad económica" nos lo prohibe a todos.

Partiendo de ese supuesto, no me imagino a un empleado, como cualquiera de nosotros, o a un político, empleado de nosotros, usando argumentos para vender una empresa que apesar de todas sus carencias y evidentes ineficiencias contribuye enormemente con el gasto de este país. Con dinero que terminamos usando todos nosotros.

Sí, la empresa está en una situación muy desfavorable. Sus productos son caros y malos, hay miles de empleados que no tienen nada que hacer, sólo cobrar. Las corruptelas del sindicato y de los funcionarios le hacen enormes boquetes a los dineros de la empresa, y los gobiernos han usado a Pemex como su "caja chica" y a los excedentes por las alzas de petróleo como dinero que no le tienen que reportar a nadie...

Ante tal situación, hay una enorme fracción en las cámaras, denominada "PRIAN", que propone deshacernos del problema y vender la paraestatal al mejor postor. Parece que nadie ha propuesto una reforma que elimine la corrupción y corrija los defectos de operación y hagan a la paraestatal una empresa rentable y eficiente... o si a algún político se le ha ocurrido tal brillante idea, ningún medio lo va a poner en sus páginas o ningún comentarista lo dirá en sus noticieros, por que esa osadía atenta contra las "reglas de la modernidad", y se vería como si se "rompiera las vestiduras" por defender la soberanía...

Ya se hacen las negociaciones en "lo oscurito", -políticamente hablando, no me vayan a tachar de misógino por que no falta quien se pueda ofender al imaginarse las cosas que pasan en la ausencia de luz- y eso hace cada vez más sospechoso el intento por vender a Petróleos Mexicanos. Andrés Manuel López Obrador y los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista, representan una fuerza política que defiende el patrimonio de los mexicanos.

¿Por qué habría ciudadanos que aprueben la venta de Pemex? ¿Qué beneficio tendrían ellos de decretarse la venta?

El pertenecer a la inciativa privada no garantiza ni los mejores precios, ni el mejor servicio al usuario... para quien no lo sabe, las tarifas de telefonía fija y móvil que tenemos en México, son de las más altas del mundo, y esas empresas además tienen un número de quejas e inconformidad por parte de sus usuarios muy importante.

Que si lo que los motiva es la "apertura" del mercado, pues se puede lograr sin necesidad de vender Pemex... que se abran las fronteras a otras marcas a vender su gasolina y derivados del petróleo... Ojalá sólo ese fuera el tema de discución en las cámaras.

A nadie le estorba Pemex. No es necesaria la venta. A menos, claro, que forme parte de un pago de favores recibidos. A menos que esté pactado en altas esferas económicas del mundo, a menos que en lo oscurito Calderón se haya dejado agarrar más que una pierna...

A nosotros, ciudadanos "de a pie", nos conviene una Pemex eficiente, rentable; una apertura donde se puedan comprar marcas de gasolinas diferentes, y que la competencia haga que los precios bajen. Compraríamos mejores gasolinas a mejores precios. Eso nos conviene. Pero eso tambien se puede lograr sin vender a Pemex. Sólo necesitamos que los tipos que la administran lo hagan bien, o sean reemplazados por quienes sí puedan hacerlo. Insisto: Ese debería ser el debate.
Mientras esperaba mi autobús para ir a Morelia, ahí en los andenes de la central camionera, mi tío me acompañaba, y tocamos el tema ese de la venta de Pemex.

Mi tío, como sus otros tres hermanos, heredó una empresa de autobuses foráneos que le costó toda la vida a mi abuelo formar y hacer crecer. Hoy, mis tíos son los propietarios de una empresa con muchos problemas de todo tipo. Financieramente está en su peor momento... los camiones están en muy malas condiciones, hay un alta rotación de personal, y simplemente ya no es ni la sombra de lo que fué cuando ellos eran jóvenes y su padre se hacía cargo.

Mi tío, me decía que estaba bien que se vendiera Pemex, que el gobierno nunca ha sido un buen empresario... que la iniciativa privada podría hacer de esa empresa una de clase mundial y esas cosas... Obvio que él también mencionó la frase esa de "rasgándose las vestiduras por la soberanía", refiriéndose a los diputados, senadores y fuerzas políticas que están abiertamente en contra de la venta... (ya saben, ese discurso lleno de lugares comunes, redundante, vacío y sin mayores argumentos que hoy en día cualquier discípulo de Ferriz domina)

Asumir que Pemex no está en buenas manos es reconocer que el gobierno actual, y los gobiernos recientes, han abusado de la paraestatal, y que no son capaces de administrarla ni de erradicar la corrupción. Sólo en manos del ejecutivo federal está la responsabilidad de la administración de los recursos propiedad de la nación. La corrupción, y el uso inadecuado de los recursos en Pemex, han causado esa impresión que tenemos de que es una empresa en quiebra.

¿Por qué el tema en el congreso no es devolverle la eficiencia y transparencia?

Ya. Me parece leer los pensamientos de quienes están más interesados en la venta, como un asunto político que económico: "el sindicato... el libre mercado... la competencia... los monopolios..." y yo me niego a pensar que una empresa paraestatal esté peleada con la eficiencia.

Recuerdo claramente y todavía me da risa la escena donde el presidente Fox y Romero DeChamps salen abrazados en una foto donde sonríen como viejos amigos... Unos meses despues de que el candidato Fox amenazara con "limpiar" la pudredumbre que había en el sistema...

Obviamente, mientras haya un presidente corrupto, no se podrá esperar nada bueno ni de Pemex ni de ninguna institución... de ahí que recientemente sea más lógico mandar "al diablo" a esas instituciones, aunque nunca faltan los persignados que se "rasgan las vestiduras" ofendidos por el sacrilegio...

Hace algunos años, lo recuerdo vagamente, se vendió Telmex y no estoy seguro de que hubiera habido alguna fuerza que sirviera de contrapeso ante tal decisión. Hoy, esa empresa, con el mismo sindicato, -uno de los más duros de roer, vale la pena aclararlo- siendo todavía el monopolio, contra todas las reglas del libre mercado, convirtió a un hombre en el más rico del mundo. ¿Tan mágica es "mano privada"? ¿Tan eficiente? ¿No será simplemente que el dueño del negocio lo cuida, lo administra y hace las inversiones correctas? ¿No será que el dueño de esa empresa, castiga implacablemente a quien meta la mano a su dinero? Si el administrador que tenemos hoy en Pemex no es capaz de actuar tambien de esta manera, no sirve.

Pemex no se tiene que vender. Sólo tiene que funcionar correctamente. Si este gobierno y esta legislatura no son capaces de hacerlo, no sirven. Las reformas tienen que ir en ese sentido, no "deshaciéndose del problema".

En la segunda llamada para abordar mi autobús, le insinué a mi tío que el administrador de su empresa le estaba robando. Que sus choferes además de hacer mal su trabajo, le robaban, que los mecánicos le daban "gato por liebre" y que hasta las taquilleras y boleteros se quedaban con su parte... que todo eso estaba causando su crisis en su empresa... así que le recomendé que vendiera su línea de camiones al grupo flecha amarilla, y de esta manera, su ruta daría un mejor servicio, los consumidores estarían más contentos, y sería una empresa muy próspera nuevamente...

Los ojos desorbitados de mi tío me miraron fríamente y me dijo: "Mejor voy a mandar a la chingada al cabrón que me esté robando... esta empresa no se vende..."

Me gustaría contar un final feliz de esta historia... Pero todavía no sucede: ¿Mi tío será capaz de mejorar la empresa? ¿Logrará hacer rentable su negocio? ¿Sus clientes estarán satisfechos con el servicio? ¿Recomiendas que venda su empresa a un gigante?

¿Qué harías si fueras dueño de Pemex?

Lo eres.
Una mala y una buena.

Esta mañana, me avisaron que el papá de mi amiga Rocío Galvez había muerto. Me encargaron que le llamara a Erika para avisarle y pedirle que fuera al velorio y llevara nuestras condolencias.

Cuando llamé a su celular, su papá me contestó muy contento porque su hija acababa de dar a luz.

Hoy me enteré que una de mis amigas perdió a su padre... otra dió a luz a su primer hijo.

Rocío, mi solidaridad y apoyo.
Erika, mis mejores deseos, y mucha felicidad...

Un abrazo para las dos.