Un mail que recibí de Patricia Romana Bárcena (Gracias Romana):
CONVOCATORIA.
Pocas veces suena el teléfono en la casa de Severiano Cruz. Su esposa atiende las llamadas con mucha calma y proporciona todo tipo de información, sin el temor de ser sorprendida por extorsionadores o empleados bancarios; aprovecha cualquier oportunidad para salir de la rutina y conversar con alguien.
Ayer marqué su número para invitar a Severiano Cruz Reyes, de parte del Lic. Andrés Manuel López Obrador, a la movilización que tendrá lugar el próximo domingo 24 de febrero en la Torre de PEMEX, donde nuestro Presidente Legítimo dará a conocer las acciones que vamos a tomar para evitar la privatización del petróleo. Trinidad, esposa de Severiano, como de costumbre, contestó el teléfono.
- Sí, aquí es la casa de Severiano Cruz, señorita, pero él está en cama.
- En ese caso sólo dígale que le dejamos un saludo del Lic. Andrés Manuel y que le seguiremos informando sobre las acciones del Gobierno Legítimo, porque él está credencializado.
- Ay, señorita, no me vaya a colgar, ahorita mismo le digo a mi esposo que venga a contestar. A él le interesa mucho el asunto del petróleo.
- Le repito que no es necesario que se levante. Dígale que el Presidente Legítimo le manda un saludo, y que se mejore pronto.
- Donde cree usted que le voy a dar nada más el recado, capaz que se enmuina conmigo. Si él apoya a López Obrador; es de lo único que habla cuando vienen sus hijos y sus nietos a verlo. Todo el día repite que si no nos hubieran hecho el fraude las cosas no estarían tan carísimas. Espéreme tantito por favor, no vaya a colgar, ahorita lo traigo al teléfono.
- Señora, no es necesario, ¿señora?, ¡señora!....
Minutos después.
- ¡Buenos días!, ¿quién habla?
- Buenas tardes don Severiano, le estoy llamando de las oficinas del Lic. Andrés Manuel López Obrador para invitarlo….
- Pero usted, ¿cómo se llama?
- Soy la profesora fulanita de tal, a sus órdenes.
- Pues mire maestra, si de verdad me llama de parte de López Obrador, dígale por favor que sí voy a ir a verlo el domingo. Quiero que le diga también que ya soy grande y estoy enfermo, por eso sólo hago dos salidas, una, para ir al médico y darle gusto a mi señora que no quiere que me le muera porque se queda solita, y, la otra, para ir al Zócalo o a donde quiera que se presente el Presidente Obrador.
- Muy bien, don Severiano, yo le voy a dejar una nota al licenciado con sus datos y su mensaje para que él sepa que usted estará ahí.
- Sí, ahí voy a estar, y también voy a ir a Tlanepantla que me agarra más cera. ¿Cómo no voy a luchar por nuestro petróleo si mi mamá, en tiempos de Cárdenas, vendió su maquina de cocer para juntar el dinero de la expropiación? Si no fuera porque el pueblo se unió al presidente, no hubiéramos podido pagar la expropiación. Por eso tenemos que apoyar ahora también, para que los que vienen detrás no se queden desprotegidos. Sólo que la gente anda muy confundida con todo lo que dicen en el radio de nuestro Presidente Obrador, puras mentiras, pero muchos las creen y otros no creen ya en nada. Le digo que la gente anda muy confundida. No, maestra, si hasta el mismo hijo del Tata está confundido. Parece que el Presidente Obrador fuera el hijo de Lázaro Cárdenas y no el ingeniero, porque no defiende igual el petróleo.
- Todo anda muy mal ahora, de cabeza. El único que tiene claridad es el Presidente Obrador, por eso mismo voy a ir a donde él nos convoque, aunque sea con dificultad por mi salud.