martes, enero 09, 2007

Hace 5 años, en un enero como éste, visité por primera vez al "RojoCafé".

Conocí a Alfredo Saras en una posada navideña de hace 6 años. Era una casa de campo en la ciénega del lago de Chapala. Después del intercambio de regalos, y despues de muchas copas de brandy, el ambiente se tornó bohemio y trovador. Alfredo sacó una guitarra, y comenzó a cantar sus propios temas y "las obligadas", por un público que se presumía como experto.

Al termino de esa posada que tuvo trova en lugar de villancicos, platicamos en un tono muy literario pues me había sorprendido la calidad de sus canciones. Le dije que yo también me consideraba un bohemio que disfrutaba del "canto nuevo", y a partir de ese día, me incluyó en una lista de distribución a la que enviaba, además de sus textos, el calendario de eventos musicales y culturales del mes en Guadalajara...

Un año después, me llegó un mail invitándome a la inauguración de un nuevo espacio que apoyaría la música y el arte de la ciudad: "RojoCafé".

Y ahí estuve desde el primer día.

Y muy frecuentemente, después del trabajo, ahí estaba con una "Victoria" y un cigarrillo, tarareando una por una las canciones que tocaba el intérprete al turno. Incluso, en más de una ocasión, me invitaron a tomar el micrófono y leer las poesías que escribía en aquellos años.

Alfredo Saras, Eduardo Ulloa, Leo Marin, Sofía Carrasco y sus "cortos"... y mis amigos de Fulfillment, eran mi familia.

Hoy, que ya no es tan sencillo para mí, volver al "Rojo", encontrarme una nota que hable de él, me remonta a ese pasado tan inmediato que me trae tan gratos recuerdos.

Alfredo, maestro, mis más sinceras felicitaciones por este espacio que cada día es más importante, y mis mejores deseos para tí, y para el RojoCafé.

Salud!

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